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Marcos 9 - Nueva Biblia Española (1975)


1 Y añadió: Les aseguro que algunos de los aquí presentes no morirán sin ver antes que el reinado de Dios ha llegado ya con fuerza.

La transfiguración

2 Seis días después tomó Jesús a Pedro, a Santiago y a Juan y subió con ellos solos a un cerro alto y apartado. Allí se transfiguró delante de ellos:

3 sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no es capaz de blanquearlos ningún batanero del mundo.

4 Se lesaparecieron Elias y Moisés conversando con Jesús.

5 Intervino entonces Pedro y le dijo a Jesús: Maestro, viene muy bien que estemos aquí nosotros; podríamos hacer tres chozas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elias.

6 Es que no sabía qué decir, del miedo que tenían.

7 Se formó una nube que los cubrió, y salió una voz de la nube: Este es mi Hijo, a quien yo quiero, escúchenlo.

8 De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús solo con ellos.

9 Mientras bajaban del cerro, Jesús les mandó: No cuenten a nadie lo que han visto, hasta que este Hombre resucite de la muerte.

10 Esto se les quedó grabado, aunque discutían qué querría decir aquello de resucitar de la muerte.

11 Le preguntaron: ¿Por qué dicen los letrados que primero tiene que venir Elias?

12 El les contestó: ¿De modo que primero tiene que venir Elias a ponerlo todo en orden? Entonces, ¿cómo está escrito que este Hombre tiene que padecer mucho y ser despreciado?

13 No, les digo que también Elias ha venido ya, y lo han tratado a su antojo, como estaba escrito de él.

Jesús sana a un muchacho endemoniado

14 Al llegar a donde estaban los otros discípulos, vieron mucha gente alrededor y a unos letrados discutiendo con ellos.

15 La presencia de Jesús causó sensación y toda la gente corrió en seguida a saludarlo.

16 El les preguntó: ¿De qué discuten?

17 De entre la gente le contestó uno: Maestro, te he traído a mi hijo, que tiene un espíritu que no lo deja hablar;

18 cada vez que lo agarra lo tira al suelo, echa espumarajos, rechina los dientes y se queda tieso. He pedido a tus discípulos que lo echen, y no han podido.

19 El les contestó: ¡Gente sin fe! ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes?, ¿hasta cuándo tendré que soportarlos? Tráiganmelo,

20 Se lo llevaron. En cuanto el espíritu vio a Jesús, se puso a retorcer al niño; cayó por tierra y rodaba echando espumarajos.

21 Jesús preguntó al padre: ¿Cuánto tiempo hace que le pasa esto? Contestó: Desde pequeño.

22 Y muchas veces hasta lo ha tirado al fuego y al agua para acabar con él. Si algo puedes, ten lástima de nosotros y ayúdanos.

23 Jesús le replicó: ¡Ese "si puedes" ! Todo es posible para el que tiene fe.

24 Entonces el padre del muchacho gritó: ¡Fe tengo, ayúdame tú en lo que me falte!

25 Jesús, al ver que acudía gente corriendo, ordenó al espíritu inmundo: Espíritu mudo y sordo, yo te lo mando: Sal de éste y no vuelvas a entrar en él.

26 Entre gritos y violentas convulsiones, salió. El niño se quedó como un cadáver, de modo que la multitud decía que estaba muerto.

27 Pero Jesús lo levantó, tomándolo de la mano, y el niño se puso en pie.

28 Al entrar en casa sus discípulos le preguntaron aparte: ¿Por qué no pudimos echarlo nosotros?

29 El les respondió; Esta mala raza no sale más que a fuerza de oración.

Jesús anuncia otra vez su muerte

30 Se marcharon de allí y atravesaron Galilea sin detenerse, no queriendo que nadie se enterara,

31 porque iba instruyendo a sus discípulos. Les decía: A este Hombre lo van a entregar en manos de los hombres, y lo matarán; pero, después que lo maten, a los tres días resucitará.

32 Ellos no entendían sus palabras, y les daba miedo preguntarle.

¿Quién es el mayor?

33 Llegaron a Cafarnaún, y una vez en casa, les preguntó: ¿De qué discutían por el camino?

34 Ellos callaban, pues por el camino habían discutido quién era el más grande.

35 Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo: Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.

36 Y tomando aun criadito", lo puso en medio, lo abrazó y les dijo:

37 El que acoge a un niño de éstos por causa mía, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, no es a mí a quien acoge, sino al que me ha enviado.

El que no es contra nosotros, por nosotros es

38 Juan le dijo: Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre y hemos intentado impedírselo porque no anda con nosotros.

39 Jesús respondió: No se lo impidan, porque nadie que haga un milagro usando mi nombre puede a continuación hablar mal de mí.

40 O sea, el que no está contra nosotros está a favor nuestro.

41 Y además, el que les dé a beber un vaso de agua a ustedes por razón de que siguen al Mesías, no se quedará sin su recompensa, se lo aseguro.

Ocasiones de caer

42 Y al que escandalice a uno de esos pequeños que creen en mí sería mejor para él que le encajaran en el cuello una piedra de molino y lo echaran al mar,

43 Si tu mano te pone en peligro, córtatela: más te vale entrar manco en la vida que ir con las dos manos al quemadero, al fuego que no se apaga

44 --

45 Y si tu pie te pone en peligro, córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida que con los dos pies ser echado al quemadero.

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47 Y si tu ojo te pone en peligro, sácatelo: más te vale entrar tuerto en el reino de Dios que ser echado con los dos ojos al quemadero,

48 donde su gusano no muere y el fuego no se apaga

49 Es decir, cada uno, para el fuego ha de tener sal.

50 Buena cosa es la sal; pero si la sal pierde el gusto, ¿con qué la sazonarán? Tengan sal en ustedes mismos y convivan así en paz.