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Mateo 23 - Nueva Biblia Española (1975)


Jesús acusa a escribas y fariseos

1 Entonces Jesús, dirigiéndose a la multitud y a sus discípulos,

2 declaró: En la cátedra de Moisés han tomado asiento los letrados y los fariseos.

3 Por tanto, todo lo que les digan, háganlo y cúmplanlo..., pero no imiten sus obras, porque ellos dicen, pero no hacen.

4 Atan bultos pesados y los cargan en las espaldas de los demás, mientras ellos no quieren empujarlos ni con un dedo.

5 Todo lo hacen para llamar la atención de la gente: se ponen distintivos ostentosos y borlas grandes en el manto,

6 les encantan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas,

7 que les hagan reverencias por la calle y que la gente los llame "señor mío".

8 Ustedes, en cambio, no se dejen llamar "señor mío", pues su maestro es uno solo y ustedes todos son hermanos;

9 y no se llamarán "padre" unos a otros en la tierra, pues su Padre es uno solo, el del cielo;

10 tampoco dejarán que los llamen "directores", porque su director es uno solo, el Mesías.

11 El más grande de ustedes será servidor suyo.

12 A quien se encumbra, lo abajarán, y a quien se abaja, lo encumbrarán.

13 ¡Ay de ustedes, letrados y fariseos hipócritas, que les cierran a los hombres el reino de Dios!

14 Porque ustedes no entran, y a los que quieren entrar tampoco les dejan".

15 ¡Ay de ustedes, letrados y fariseos hipócritas, que recorren mar y tierra para ganar un prosélito y, cuando lo consiguen, lo hacen digno del fuego el doble que ustedes!

16 ¡Ay de ustedes, guías ciegos, que enseñan: "Jurar por el santuario no es nada, pero jurar por el oro del santuario obliga"!

17 ¡Necios y ciegos! ¿Qué es más, el oro o el santuario que consagra el oro?

18 O también: "Jurar por el altar no es nada, pero jurar por la ofrenda que está en el altar obliga".

19 ¡Ciegos! ¿Qué es : más, la ofrenda o el altar, que hace sagrada la ofrenda?

20 Quien jura por el altar, jura al mismo tiempo por todo lo que está encima;

21 y quien jura por el santuario, jura al mismo tiempo por el que habita en él;

22 y quien jura por el cielo, jura por el trono de Dios y por el que está sentado en él.

23 ¡Ay de ustedes, letrados y fariseos hipócritas, que pagan el diezmo de la hierbabuena, del anís y del comino y descuidan lo más grave de la Ley: la justicia, el buen corazón y la lealtad! ¡Esto había que practicar!, y aquello..., no dejarlo.

24 ¡Guías ciegos, que filtran el mosquito y se tragan el camello!

25 ¡Ay de ustedes, letrados y fariseos hipócritas, que limpian por fuera la copa y el plato, mientras dentro están llenos de robo y desenfreno!

26 ¡Fariseo ciego! Limpia primero la copa por dentro que así quedará limpia también por fuera.

27 ¡Ay de ustedes, letrados y fariseos hipócritas, que se parecen a los sepulcros blanqueados! Por fuera tienen buena apariencia, pero por dentro están llenos de huesos de muerto y podredumbre;

28 lo mismo ustedes: por fuera aparentan ser honrados ante la gente, pero por dentro están repletos de hipocresía y de crímenes.

29 ¡Ay de ustedes, letrados y fariseos hipócritas, que edifican sepulcros a los profetas y ornamentan los mausoleos de los justos,

30 diciendo: "Si hubiéramos vivido en tiempo de nuestros padres no habríamos sido cómplices suyos en el asesinato de los profetas"!

31 Con esto atestiguan, en contra suya, que son hijos de los que asesinaron a los profetas.

32 ¡Pues colmen ustedes la medida de sus padres!

33 ¡Culebras, raza de víboras!, ¿cómo evitarán la condena al fuego?

34 Miren, para eso les voy a enviar yo profetas, sabios y letrados: a unos los matarán y crucificarán, a otros los azotarán en sus sinagogas y los perseguirán de ciudad en ciudad;

35 así recaerá sobre ustedes toda la sangre inocente derramada sobre la tierra; desde la sangre de Abel el justo hasta la sangre de Zacarías, hijo de Baraquías, al que mataron entre el santuario y el altar.

36 Les aseguro que todo eso va a recaer sobre tal clase de gente.

Lamento de Jesús sobre Jerusalén

37 ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos como la gallina reúne a sus pollitos bajo las alas, pero no han querido!

38 Pues miren, su casa se les quedará desierta,

39 y les digo que ya no volverán a verme hasta que exclamen: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!