Lamentaciones 1:9-11

9 ¡Asombrosa ha sido tu caída! ¡No hay nadie que te consuele! Jamás pensaste en llegar a ser tan despreciada, y ahora exclamas: «Mis enemigos me vencieron. ¡Mira, Dios mío, mi aflicción!»

10 Dueño de todas tus riquezas es ahora tu enemigo. Tú misma viste entrar en el templo gente de otros pueblos, aunque Dios había ordenado que no debían entrar allí.

11 El pueblo entero llora y anda en busca de pan. Con tal de seguir con vida, cambian sus riquezas por comida. Llorando le dicen a Dios: «¡Mira cómo nos humillan!»