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1 Reyes 20 - Biblia Versión Israelita Nazarena 2011


Acab derrota a los sirios

1 Ben Hadad, rey de Aram, reunió todo su ejército; treinta y dos reyes lo acompañaron con caballos y carros. Avanzó contra Shomrón, la sitió, y la atacó.

2 Después envió mensajeros a la ciudad, a Ajav, rey de Yisrael, para decirle:

3 “Así ha dicho Ben Hadad: ‘Tu plata y tu oro son míos; tus hermosas esposas y tus hijos son míos’.”

4 El rey de Yisrael respondió: “Como tú dices, oh mi amo el rey, yo soy tuyo con todo lo que tengo”.

5 Entonces los mensajeros volvieron y dijeron: “Así dice Ben Hadad: ‘Cuando te envié la orden de darme tu plata, tu oro, tus mujeres y tus hijos,

6 quise decir que mañana a esta hora te enviaré mis servidores, y ellos registrarán tu casa y las casas de tus cortesanos y cogerán todo lo que tú aprecias y se lo llevarán’.”

7 Entonces el rey de Yisrael convocó a todos los ancianos del país y les dijo: “Vean por ustedes mismos cómo se inclina éste al mal. Porque cuando exigió mis esposas y mis hijos, mi plata y mi oro, yo no se lo negué”.

8 Todos los ancianos y todo el pueblo respondieron: “No obedezcas ni te sometas”.

9 Así que [Ajav] respondió a los mensajeros de Ben Hadad: “Díganle a mi amo el rey: Todo lo que exigiste de tu siervo al principio lo haré, pero esto no lo puedo hacer”. Los mensajeros fueron y le informaron esto.

10 Entonces Ben Hadad mandó a decirle: “Así me hagan las deidades y aún me añadan, si el polvo de Shomrón basta para llenar las manos de todo el pueblo que me sigue”.

11 El rey de Yisrael respondió: “Díganle: No se jacte tanto el que se ciñe como el que se desciñe”.

12 Cuando él oyó esta respuesta, mientras él y los demás reyes bebían juntos en Sukót, les dijo a sus servidores: “¡Avancen!” Y ellos avanzaron contra la ciudad.

13 Entonces cierto profeta se acercó a Ajav, rey de Yisrael, y le dijo: “Así ha dicho Yahweh: ‘¿Ves toda esa gran multitud? Yo la entregaré hoy en tu mano, para que reconozcas que yo soy Yahweh’.”

14 Ajav preguntó: “¿Por medio de quién?” Y él respondió: “Así ha dicho Yahweh: ‘Por medio de los asistentes de los gobernadores provinciales’.” Y [Ajav] preguntó: “¿Quién debe comenzar la batalla?” Él respondió: “Tú”.

15 Así que convocó a los asistentes de los gobernadores provinciales, los cuales eran 232 fuertes, y luego convocó a todas las tropas –a todos los Yisraelitas– 7,000 fuertes.

16 Salieron al mediodía, mientras Ben Hadad estaba bebiendo hasta emborracharse en las carpas junto con los treinta y dos reyes aliados con él.

17 Los asistentes de los gobernadores provinciales salieron primero. Ben Hadad había enviado [unos exploradores], quienes le informaron: “Han salido unos hombres de Shomrón”.

18 Él dijo: “Si han salido para rendirse, agárrenlos vivos. Y si han salido para combatir, agárrenlos vivos de todos modos”.

19 Pero los otros –los asistentes de los gobernadores provinciales, con el ejército tras ellos– habían salido ya de la ciudad,

20 y cada uno mató a su oponente. Los aramitas huyeron, e Yisrael los persiguió; pero Ben Hadad, rey de Aram, se escapó a caballo con algunos jinetes.

21 El rey de Yisrael salió y atacó los caballos y los carros, y les infligió a los aramitas una gran derrota.

22 Entonces el profeta se acercó al rey de Yisrael y le dijo: “Ve, cobra ánimo; y considera bien lo que vas a hacer; porque el rey de Aram te atacará el próximo año”.

23 Luego los ministros del rey de Aram le dijeron: “Su deidad es una deidad de las montañas; por eso fueron más fuertes que nosotros. Pero si los combatimos en la llanura, sin duda los superaremos.

24 Haz esto: Saca a todos los reyes de sus puestos, y pon gobernadores en su lugar.

25 Entonces, recluta otro ejército igual que el ejército que perdiste, caballo por caballo y carro por carro. Luego combatámoslos en la llanura, y sin duda los superaremos”. Él siguió el consejo de ellos, y lo hizo así.

26 Al año siguiente, Ben Hadad convocó a los aramitas y avanzó hacia Afeq para combatir contra Yisrael.

27 Para entonces los Yisraelitas habían sido reclutados y se habían aprovisionado; y salieron contra ellos; pero cuando los Yisraelitas acamparon frente a ellos, se veían como dos rebañitos de cabras, mientras que los aramitas cubrían el campo.

28 Entonces el hombre de ha"Elohim se acercó al rey de Yisrael y le dijo: “Así ha dicho Yahweh: ‘Por cuanto los aramitas han dicho que Yahweh es una deidad de las montañas; no una deidad de los valles, voy a entregar a toda esta gran multitud en tu mano, y sabrás quién soy yo, Yahweh’.”

29 Por siete días estuvieron acampados unos frente a los otros. Al séptimo día se enfrascaron en batalla y los Yisraelitas derribaron en un día a 100,000 hombres de infantería de los aramitas.

30 Los sobrevivientes huyeron a la ciudad de Afeq, pero el muro cayó encima de los 27,000 sobrevivientes. También Ben Hadad huyó y se refugió en la ciudad, en un cuarto interior.

31 Sus ministros le dijeron: “Mira, hemos oído que los reyes de la Casa de Yisrael son reyes clementes. Así que pongámonos luto en la espalda y sogas en el cuello, y rindámonos ante el rey de Yisrael; quizás te perdone la vida.

32 Así que se ciñeron las espaldas con luto y se pusieron sogas en el cuello, y fueron al rey de Yisrael y dijeron: “Tu siervo Ben Hadad dice: ‘Por favor, perdóname la vida’.” Y él respondió: “¿Todavía vive? ¡Él es mi hermano!”

33 Aquellos hombres adivinaron lo que quería decir y se apresuraron a tomarle la palabra, diciendo: “¡Sí, Ben Hadad es tu hermano!” El dijo: “Vayan y tráiganlo”. Ben Hadad se presentó ante Ajav, y éste lo invitó a subir en su carro.

34 Luego Ben Hadad le dijo: “Yo devolveré las ciudades que mi padre le quitó a tu padre; y tú podrás establecer centros comerciales en Daméseq, como mi padre hizo en Shomrón”. “Y yo por mi parte, [dijo Ajav], te dejaré ir libre bajo esos términos”. Así que hizo un convenio con él y lo dejó ir.

35 Cierto hombre, un discípulo de los profetas, le dijo a su compañero, por mandato de Yahweh: “¡Golpéame, por favor!” Pero el hombre rehusó golpearlo.

36 Y él le dijo: “Porque no has obedecido la voz de Yahweh, un león te matará tan pronto te alejes de mí”. Y cuando se alejó de él, un león se le abalanzó y lo mató.

37 Luego se encontró con otro hombre y le dijo: “¡Golpéame, por favor!” El hombre le dio un golpe y le ocasionó una herida.

38 Entonces el profeta, disfrazado con un paño sobre los ojos, fue y se puso a esperar al rey en el camino.

39 Cuando el rey pasaba, aquél le gritó al rey y dijo: “¡Tu siervo estuvo en medio de la batalla. De pronto uno se apartó trayéndome a un hombre y me dijo: ‘¡Guarda a este hombre! Si llega a escapar, tu vida responderá por la suya, o tendrás que pagar un talento de plata’.

40 Mientras tu siervo estaba ocupado en una y otra cosa, [el hombre] desapareció”. Entonces el rey de Yisrael respondió: “¡Esa será tu sentencia! ¡Tú mismo la has pronunciado!”

41 Enseguida se quitó la venda de los ojos, y el rey de Yisrael lo reconoció como uno de los profetas.

42 Y éste le dijo [al rey]: “Así ha dicho Yahweh: ‘¡Por cuanto dejaste libre al hombre que yo había designado para destrucción, tu vida responderá por la suya, y tu pueblo por el suyo!’”

43 Desanimado y enfadado, el rey de Yisrael se fue a su casa y llegó a Shomrón.