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1 Samuel 5 - Biblia Versión Israelita Nazarena 2011


El arca en tierra de los filisteos

1 Cuando los pelishtinos capturaron el Arca de ha"Elohim, la llevaron de Eben Ha’ézer a Ashdod.

2 Los pelishtinos tomaron el Arca de ha"Elohim y la introdujeron en el templo de Dagón y la colocaron junto a Dagón.

3 Temprano al día siguiente, los ashdoditas hallaron a Dagón caído en el suelo con la cara en tierra frente al Arca de Yahweh. Levantaron a Dagón y lo pusieron otra vez en su lugar;

4 pero temprano al día siguiente, Dagón estaba otra vez caído en el suelo frente al Arca de Yahweh. La cabeza y ambas manos de Dagón estaban cortadas, y yacían en el umbral; solamente el tronco de Dagón quedó intacto.

5 Por eso es que, hasta el día de hoy, los sacerdotes de Dagón y todos los que entran en el templo de Dagón no se paran en el umbral del templo de Dagón en Ashdod.

6 La mano de Yahweh cayó pesadamente sobre los ashdoditas, y él hizo estragos entre ellos: Golpeó a Ashdod y su territorio con hemorroides.

7 Cuando los hombres de Ashdod vieron cómo estaban las cosas, dijeron: “El Arca del Elohim de Yisrael no debe permanecer con nosotros, porque su mano ha sido dura con nosotros y con nuestro Elohim Dagón”.

8 Enviaron mensajeros y convocaron a todos los príncipes de los pelishtinos y preguntaron: “¿Qué vamos a hacer con el Arca del Elohim de Yisrael?” Ellos contestaron: “Que trasladen el Arca del Elohim de Yisrael a Gad”. De manera que trasladaron el Arca del Elohim de Yisrael [a Gad].

9 Y después que la trasladaron, la mano de Yahweh vino contra la ciudad, jóvenes y viejos, de modo que irrumpieron hemorroides entre ellos.

10 Luego enviaron el Arca de ha"Elohim a Eqrón. Pero cuando el Arca de ha"Elohim llegó a Eqrón, los eqronitas clamaron: “Han trasladado el Arca del Elohim de Yisrael aquí para matarnos a nosotros y a nuestro linaje”.

11 Ellos también enviaron mensajeros y convocaron a todos los príncipes de los pelishtinos y dijeron: “Saquen el Arca del ha"Elohim de Yisrael, y que vuelva a su propio lugar, para que no nos mate a nosotros y a nuestro linaje. Porque un pánico de muerte invadió toda la ciudad, de tan pesada que había caído allí la mano de Elohim;

12 y los hombres que no murieron, quedaron afectados de hemorroides. El clamor de la ciudad llegó hasta el cielo.