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Deuteronomio 9 - Biblia Versión Israelita Nazarena 2011


Dios destruirá a las naciones de Canaán

1 ¡Oye, Yisrael! Tú estás a punto de cruzar el Yardén para entrar a desposeer naciones más grandes y populosas que tú: grandes ciudades con murallas hasta el cielo;

2 un pueblo grande y alto, los anaquitas, que tú conoces; pues has oído decir: “¿Quién puede hacerles frente a los hijos de Anaq?”

3 Sabe pues en este día que nada menos que Yahweh tu Elohim está cruzando al frente tuyo, un fuego devorador; él es quien los exterminará. Él los subyugará delante de ti, para que puedas desposeerlos y destruirlos rápidamente, como te prometió Yahweh.

4 Y cuando Yahweh tu Elohim los haya quitado de tu camino, no te digas: “Yahweh nos ha prometido poseer esta tierra gracias a nuestras virtudes”; es más bien por causa de la maldad de esas naciones que Yahweh las está desposeyendo delante de ti.

5 No es gracias a tus virtudes y a tu rectitud que podrás poseer su país, sino que es por causa de las maldad de ellas que Yahweh tu Elohim está desposeyendo a esas naciones delante de ti, y con el fin de cumplir el juramento que hizo Yahweh a tus padres Avraham, Yitsjaq y Yaaqov.

La rebelión de Israel en Horeb

6 Sabe, pues, que no es por ninguna virtud tuya que Yahweh tu Elohim te está dando esta hermosa tierra para que la poseas; porque tú eres un pueblo testarudo.

7 Acuérdate: nunca olvides cómo provocaste la ira de Yahweh tu Elohim en el desierto: desde el día en que saliste de la tierra de Mitsráyim hasta que llegaron a este lugar, ustedes han continuado rebeldes hacia Yahweh.

8 En Jorev ustedes provocaron tanto a Yahweh que Yahweh se enojó con ustedes hasta el punto de querer destruirlos.

9 Yo había subido a la montaña para recibir las tablas de piedra, las Tablas de la Alianza que Yahweh había hecho con ustedes, y estuve en la montaña cuarenta días y cuarenta noches, sin comer y sin beber agua.

10 Y Yahweh me dio las dos tablas de piedra escritas por el dedo de Elohim, con las palabras exactas que les había dirigido Yahweh desde el fuego en el día de la Asamblea.

11 Al fin de los cuarenta días y cuarenta noches, Yahweh me dio las dos tablas de piedra, las Tablas de la Alianza.

12 Y Yahweh me dijo: “Apúrate, baja pronto de aquí, que el pueblo que sacaste de Mitsráyim ha actuado perversamente; han sido prestos a desviarse de la senda que les ordené; se han hecho una imagen fundida”.

13 Yahweh me ordenó además: “Veo que este es un pueblo testarudo.

14 Déjame que lo destruya y elimine su nombre de debajo del cielo, y yo te daré una nación mucho más numerosa que ellos”.

15 Yo empecé a bajar de la montaña, una montaña que ardía en fuego, con las dos tablas de la Alianza en mis dos manos.

16 Vi lo que habían hecho ustedes contra Yahweh su Elohim: se habían hecho un becerro fundido; habían sido prestos para apartarse de la senda que Yahweh les había ordenado.

17 Enseguida agarré las dos tablas de piedra y las arrojé con mis dos manos, despedazándolas ante los ojos de ustedes.

18 Me arrojé delante de Yahweh –sin comer pan ni beber agua por cuarenta días y cuarenta noches, como antes– por causa del gran pecado que habían cometido ustedes, al hacer lo que era desagradable a Yahweh y ofenderlo.

19 Yo estaba asustado por la ardiente ira de Yahweh contra ustedes, que lo movía a exterminarlos. Y en aquella ocasión también Yahweh me hizo caso. –

20 Además, Yahweh se enojó tanto con Aharón que quería destruirlo; así que también intercedí por Aharón en aquella ocasión–.

21 En cuanto a aquella cosa pecaminosa que ustedes habían hecho, el becerro, lo tomé y lo eché al fuego; lo rompí en pedazos y lo molí bien hasta que quedó fino como polvo, y arrojé su polvo al arroyo que baja de la montaña.

22 De nuevo ustedes provocaron a Yahweh en Taberah, y en Masah, y en Qibrot Hataawah.

23 Y cuando Yahweh los envió desde Qadesh Barnea, diciendo: “Suban y tomen posesión de la tierra que les estoy dando”, ustedes se burlaron del mandato de Yahweh su Elohim; no pusieron su confianza en él ni le obedecieron.

24 Desde que los conozco, ustedes han sido rebeldes con Yahweh.

25 Cuando estuve postrado delante de Yahweh aquéllos cuarenta días y cuarenta noches, porque Yahweh estaba determinado a destruirlos,

26 oré a Yahweh y dije: “Adonay Yahweh, no aniquiles a tu propio pueblo, al que redimiste en tu majestad y al que liberaste de Mitsráyim con mano fuerte.

27 Ten en cuenta a tus servidores Avraham, Yitsjaq y Yaaqov, y no hagas caso de la terquedad de este pueblo, ni de su maldad ni de su pecaminosidad.

28 De otra manera en el país de donde nos libraste se diría: “Porque Yahweh fue incapaz de introducirlos en la tierra que les había prometido, y porque los rechazó, por eso fue que los sacó para hacerlos morir en el desierto”.

29 Pero ellos son tu pueblo, son tuyos; tú los libraste de Mitsráyim con tu gran poder y tu brazo extendido”.