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Hechos 4 - Biblia Versión Israelita Nazarena 2011


Pedro y Juan ante el concilio

1 Mientras le hablaban al pueblo, se les presentaron los sacerdotes, con el capitán del Templo y los saduceos,

2 indignados porque enseñaban al pueblo y proclamaban en base a Yahoshúa la resurrección de los muertos.

3 Así que les echaron mano y los metieron en la cárcel hasta el día siguiente, porque ya era tarde.

4 Muchos de los que oyeron el mensaje creyeron, y vino a ser el número de los hombres como cinco mil.

5 Sucedió al día siguiente que se reunieron sus gobernantes y los ancianos y los escribas en Yerushaláyim,

6 incluyendo a Hanán el sumo sacerdote y Kayafá, Yojanán, Alejandro y todos los que eran del linaje de los sumos sacerdotes.

7 Después de ponerlos en medio, les preguntaron: “¿Con qué poder o en qué nombre han hecho ustedes esto?”

8 Entonces Kefá, lleno de espíritu de santidad, les dijo: “Gobernantes del pueblo y ancianos:

9 Siendo que en el día de hoy se nos interroga sobre la buena obra que se hizo con un hombre enfermo, por medio de quién quedó sano,

10 quede bien claro para todos ustedes y para todo el pueblo de Yisrael que ha sido en el nombre de Yahoshúa el Mashíaj, el Natsereno, a quien ustedes ejecutaron en un madero, y a quien Elohim resucitó de entre los muertos, por medio de él se encuentra este hombre curado aquí delante de ustedes.

11 Éste es la piedra que desecharon ustedes los edificadores, y que ha venido a ser la principal piedra angular.

12 Y en ningún otro hay salvación, porque no se ha dado a los hombres debajo del cielo otro nombre en el cual podamos salvarnos”.

13 Al ver ellos la valentía de Kefá y de Yojanán, como habían entendido que eran hombres iletrados e incultos, se maravillaron, y reconocieron que habían estado con Yahoshúa.

14 Y viendo al hombre que se había curado de pie en medio de ellos, nada podían hacer en contra.

15 Entonces, después de mandarles que salieran del Sanhedrín, se pusieron a deliberar entre ellos

16 diciendo: “¿Qué vamos a hacer con estos hombres? Porque es evidente para todos los habitantes de Yerushaláyim que un milagro notable se ha realizado por medio de ellos, y nosotros no lo podemos negar.

17 Pero para que esto no se divulgue más entre el pueblo, amenacémoslos para que de aquí en adelante no le hablen de ese nombre a nadie más”.

18 Entonces los llamaron y les ordenaron que de ningún modo hablaran ni enseñaran en el nombre de Yahoshúa.

19 Pero Kefá y Yojanán les dijeron en respuesta: “Juzguen ustedes si es correcto delante de Yahweh que les hagamos caso a ustedes en vez de a él.

20 Porque nosotros no podemos dejar de hablar de las cosas que hemos visto y oído”.

21 De manera que, después de reprenderlos aún más, los soltaron por no encontrar cómo castigarlos, a causa del pueblo, pues todos glorificaban a Elohim por lo que había sucedido;

22 porque el hombre en quien se había hecho aquel milagro de curación tenía más de cuarenta años.

Los creyentes piden confianza y valor

23 En cuanto los pusieron en libertad volvieron a los suyos y les contaron todo lo que les habían dicho los sumos sacerdotes y los ancianos.

24 Cuando ellos lo oyeron, levantaron unánimes la voz a Yahweh, diciendo: “Soberano, tú hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos;

25 por espíritu de santidad tú dijiste por boca de tu siervo Dawid: ‘¿Por qué se amotinaron las naciones, y los pueblos meditaron planes vanos?

26 Se levantaron los reyes de la tierra, y los príncipes a una se juntaron contra Yahweh y contra su Mashíaj’.

27 Y así fue: se juntaron en esta ciudad Horedós y Poncio Pilatos, con los gentiles y las tribus de Yisrael contra tu santo Siervo Yahoshúa, a quien tú ungiste,

28 para hacer todo lo que tu mano y consejo habían predeterminado que sucediera.

29 Y ahora, Yahweh, mira cómo nos amenazan y concede a tus siervos que con toda valentía hablen de tu palabra,

30 mientras tú extiendes la mano para sanar, de manera que se hagan señales y maravillas en el nombre de tu santo Siervo Yahoshúa”.

31 Después que ellos oraron, el lugar donde estaban congregados se sacudió, y quedaron todos llenos del espíritu de santidad; y hablaron la palabra de Yahweh con valentía.

Todas las cosas en común

32 La comunidad de los que habían creído tenían un mismo pensamiento y un mismo sentimiento; ninguno decía que era de su propiedad ninguna de las cosas que tenía, sino que todo lo poseían en común.

33 Con gran poder los Enviados daban testimonio de la resurrección del Maestro Yahoshúa, y todos ellos gozaban de gran simpatía,

34 porque no había ningún necesitado entre ellos. Esto se debía a que todos los que poseían campos y casas los vendían y traían el producto de las ventas

35 y los ponían a disposición de los Enviados; luego se distribuía a cada uno según su necesidad.

36 Así Yosef, un lewita y natural de Chipre a quien los Enviados apellidaron Bar-Naba (que significa Hijo de Consuelo),

37 tenía un campo y lo vendió; luego trajo el dinero y lo puso a disposición de los Enviados