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Hechos 9 - Biblia Versión Israelita Nazarena 2011


Conversión de Saulo

1 Shaúl, respirando todavía amenazas de muerte contra los discípulos del Maestro, fue donde el sumo sacerdote

2 y le pidió cartas para las sinagogas de Daméseq, autorizándolo a llevarse detenidos a Yerushaláyim a todos los que encontrara que pertenecieran a este Camino, fueran hombres o mujeres.

3 Iba por el camino y se estaba acercando a Daméseq, cuando de repente brilló a su alrededor una luz desde el cielo.

4 Entonces cayó al suelo y oyó una voz que le decía: “Shaúl, Shaúl, ¿por qué me persigues?”[Dura cosa te es dar patadas contra el aguijón].*

5 Y él preguntó: “¿Quién eres, Maestro?” Él respondió: “Yo soy Yahoshúa, a quien tú persigues.

6 * Levántate, entra a la ciudad, allí se te dirá lo que debes hacer”.

7 Los hombres que viajaban con él se detuvieron sin poder hablar; oían la voz pero no veían a nadie.

8 Así que Shaúl se levantó del suelo, y cuando abrió los ojos no veía; de modo que lo llevaron de la mano y lo condujeron a Daméseq;

9 y allí estuvo tres días privado de la vista y sin comer ni beber.

10 Había en Daméseq un discípulo llamado Jananyah, a quien el Maestro le dijo en visión: “Jananyah”. Y él respondió: “Aquí estoy, Maestro”.

11 Y el Maestro le dijo: “Levántate y ve a la calle que se llama Derecha, y pregunta en casa de Yahudah por un tarsita llamado Shaúl. Él está orando

12 y ha visto a un hombre llamado Jananyah que entra y le pone las manos encima para que vea”.

13 Jananyah le respondió: “Maestro, he oído a muchos hablar de ese hombre y de todo el daño que les ha causado a tus santos en Yerushaláyim.

14 Y aquí tiene también autoridad de parte de los sumos sacerdotes para apresar a todos los que invocan tu nombre”.

15 Pero el Maestro le dijo: “Ve, porque ese hombre es un instrumento elegido por mí para llevar mi nombre a las naciones y a los reyes y a los hijos de Yisrael.

16 Yo le mostraré cuántas cosas tendrá que sufrir por causa de mi nombre”.

17 De modo que Jananyah fue y entró en la casa, le puso las manos encima y le dijo: “Hermano Shaúl, el Maestro Yahoshúa, el que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recobres la vista y te llenes de espíritu de santidad”.

18 Al momento cayeron de sus ojos una especie de escamas, y recobró la vista, se levantó y lo sumergieron.

19 Luego comió y recobró las fuerzas. Allí estuvo algunos días con los discípulos que había en Daméseq

Saulo predica en Damasco

20 Muy pronto empezó a proclamar en las sinagogas acerca de Yahoshúa, afirmando que éste es el Hijo de Yahweh.

21 Todos los que lo oían quedaban asombrados y preguntaban: “¿Éste no es aquel que en Yerushaláyim arrasaba a los que invocaban ese nombre? ¿Y no había venido aquí también para eso mismo, para llevárselos detenidos a los sumos sacerdotes?”

22 Pero Shaúl seguía tomando mayor fuerza, y confundía a los yahuditas que habitaban en Daméseq, demostrando que éste es el Mashíaj.

Saulo escapa de los judíos

23 Después de muchos días los [dirigentes] yahuditas tomaron el acuerdo de matarlo,

24 pero su trama llegó al conocimiento de Shaúl. Y hasta velaban las puertas noche y día para matarlo.

25 Pero sus discípulos lo llevaron una noche y lo descolgaron por el muro, bajándolo en una canasta.

Saulo en Jerusalén

26 Al llegar a Yerushaláyim, trataba de juntarse con los discípulos pero todos le tenían miedo, pues no creían que fuera un discípulo.

27 Pero Bar-Naba lo llevó y lo presentó a los Enviados, y les contó cómo había visto al Maestro en el camino, y que éste le había hablado, y cómo en Daméseq había predicado valientemente en el nombre de Yahoshúa.

28 Shaúl continuó con ellos, saliendo y entrando en Yerushaláyim,

29 predicando valientemente en el nombre del Maestro. Hablaba y discutía también con los [yahudiyas] helenistas, pero ellos trataban de matarlo.

30 Cuando los hermanos supieron eso, lo condujeron a Cesarea, y de allí lo enviaron a Tarso.

31 Así fue como la Comunidad tuvo paz por toda Yahudah, Galil y Shomrón; se iba edificando y, como andaba en el temor de Yahweh y en el consuelo del espíritu de santidad, seguía multiplicándose.

Curación de Eneas

32 Un día, como Shimón Kefá recorría muchos lugares, bajó a visitar a los santos que vivían en Lud.

33 Allí encontró a cierto hombre llamado Eneas, que había estado postrado en cama por ocho años, porque estaba paralítico.

34 Shimón Kefá le dijo: “Eneas, Yahoshúa el Mashíaj te sana; levántate y haz tu cama”. Y al instante se levantó.

35 Todos los que habitaban en Lud y en el Sharón lo vieron y se convirtieron al Maestro.

Dorcas es resucitada

36 Había también en Yafo una discípula llamada Tabita (que traducido significa Gacela). Esta mujer era notoria por sus buenas acciones y las obras de caridad que hacía.

37 Sucedió que por aquellos días se enfermó y murió; y después que la lavaron la pusieron en un cuarto alto.

38 Como Lud estaba cerca de Yafo, cuando los discípulos oyeron que Shimón Kefá estaba allí, le enviaron dos hombres para rogarle que no tardara en ir donde ellos.

39 Así que Shimón Kefá se levantó y se fue con ellos. Cuando llegó, lo condujeron al cuarto alto; y todas las viudas acudieron a él llorando y mostrándole las túnicas y los vestidos que había hecho Gacela cuando estaba con ellas.

40 Shimón Kefá, después de hacerlas salir a todas, se puso de rodillas y oró. Luego, volviéndose hacia el cadáver dijo: “Tabita, levántate”. Ella abrió los ojos, y al ver a Shimón Kefá se incorporó.

41 Él le dio la mano y la levantó; entonces llamó a los santos y a las viudas y se la presentó viva.

42 Esto llegó a saberse por todo Yafo, y muchos creyeron en el Maestro.

43 Y se quedó muchos días en Yafo, hospedado con un tal Shimón el curtidor.