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Mateo 12 - Biblia Versión Israelita Nazarena 2011


Los discípulos recogen espigas en el día de reposo

1 En una ocasión, Yahoshúa pasaba por los sembrados en Shabat. Sus discípulos tuvieron hambre y comenzaron a arrancar espigas y a comer.

2 Y al verlo los fariseos, le dijeron: “Mira, tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en el Shabat”.

3 Él les dijo: “¿No han leído ustedes lo que hizo Dawid cuando tuvo hambre él y los que estaban con él;

4 cómo entró en la casa de Elohim y comieron los panes de la Presencia, cosa que no les estaba permitido comer ni a él ni a los que estaban con él, sino sólo a los sacerdotes?

5 ¿Tampoco han leído en la Torah que en los Shabatot los sacerdotes profanan el Shabat en el templo y quedan sin culpa?

6 Pero les digo que uno mayor que el templo está aquí.

7 Si hubieran conocido lo que significa ‘Misericordia quiero y no sacrificio’, no habrían condenado a los que no tienen culpa.

8 Porque el Hijo del Hombre es dueño del Shabat”.

El hombre de la mano seca

9 Partió de allí y fue a la sinagoga de ellos.

10 Allí había un hombre que tenía la mano paralizada; y para acusar a Yahoshúa, le preguntaron: “¿Es lícito sanar en Shabat?”

11 Pero él les dijo: “¿Qué hombre hay entre ustedes que tenga una oveja, que si ésta cae en un pozo en Shabat, no le echará mano y la sacará?

12 Pues, ¡cuánto más vale un hombre que una oveja! De manera que es lícito hacer bien en Shabat.

13 Entonces le dijo a aquel hombre: “Extiende tu mano”. Él la extendió, y su mano quedó restaurada, sana como la otra.

14 Pero saliendo los fariseos, deliberaron contra él sobre cómo destruirlo.

El siervo escogido

15 Como Yahoshúa lo supo, se apartó de allí. Lo siguió mucha gente, y a todos los sanó.

16 Y les mandó rigurosamente que no lo dieran a conocer,

17 para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Yeshayah, que dijo:

18 "Miren a mi Servidor, a quien he escogido; mi amado, en quien me complazco. Pondré mi espíritu sobre él, y anunciará juicio a las naciones.

19 No contenderá, ni dará voces; ni oirá nadie su voz en las plazas.

20 La caña doblada no quebrará, y la mecha que humea no apagará, hasta que saque a triunfo el juicio.

21 Y en su nombre las naciones pondrán su esperanza".

La blasfemia contra el Espíritu Santo

22 Entonces le trajeron un endemoniado, ciego y mudo; y lo sanó, de manera que el mudo hablaba y veía.

23 Toda la gente estaba atónita y decía: “¿No será éste el Hijo de Dawid?”

24 Pero al oírlo, los fariseos dijeron: “Este no echa fuera los demonios sino por Báal-Zebul, el príncipe de los demonios”.

25 Pero como Yahoshúa conocía sus pensamientos, les dijo: “Todo reino dividido contra sí mismo está arruinado. Y ninguna ciudad o casa dividida contra sí misma permanecerá.

26 Si el Satán echa fuera al Satán, contra sí mismo está dividido. ¿Cómo, entonces, permanecerá en pie su reino?

27 Y si yo echo fuera los demonios por Báal-Zebul, ¿por quién los echan fuera los hijos de ustedes? Por tanto, ellos serán sus jueces.

28 Pero si es por el espíritu de Elohim que yo echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a ustedes el reino de Elohim.

29 Porque, ¿cómo puede alguien entrar en la casa de un hombre fuerte y saquear sus bienes a menos que primero ate al hombre fuerte? Y entonces saqueará su casa.

30 El que no está conmigo, está contra mí; y el que conmigo no recoge, desparrama.

31 “Por esto les digo que todo pecado y blasfemia se le perdonará a los hombres, pero la blasfemia contra el espíritu no se perdonará.

32 Y a cualquiera que diga una palabra contra el Hijo del Hombre se le perdonará; pero a cualquiera que hable contra el espíritu de santidad no se le perdonará, ni en este mundo, ni en el venidero.

33 O declaren bueno el árbol y bueno su fruto, o declaren malo el árbol y malo su fruto; porque el árbol se conoce por su fruto.

34 “Generación de víboras, ¿cómo podrán ustedes, siendo malos, hablar cosas buenas? Porque de la abundancia del corazón habla la boca.

35 El hombre bueno del buen tesoro saca cosas buenas, y el hombre malo del mal tesoro saca cosas malas.

36 Pero yo les digo que en el día del juicio los hombres darán cuenta de toda palabra ociosa que hablen.

37 Porque por tus palabras te justificarás, y por tus palabras te condenarás”.

La generación perversa demanda señal

38 Entonces le respondieron algunos de los escribas y de los fariseos: “Maestro, deseamos ver de ti una señal”.

39 Él respondió y les dijo: “Una generación malvada y adúltera exige una señal, pero no se le dará ninguna señal, sino la señal del profeta Yonah.

40 Porque así como Yonah estuvo tres días y tres noches en el vientre del gran pez, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches.

41 Los hombres de Nineweh se levantarán en el juicio contra esta generación y la condenarán, porque ellos se arrepintieron ante la proclamación de Yonah. Y sucede que uno mayor que Yonah está en este lugar.

42 La reina del Sur se levantará en el juicio contra esta generación y la condenará, porque vino de los confines de la tierra para oír la sabiduría de Shelomoh. Y sucede que uno mayor que Shelomoh está en este lugar.

El espíritu inmundo que vuelve

43 “Cuando el espíritu inmundo ha salido de un hombre, anda por lugares secos buscando reposo, y no lo encuentra.

44 Entonces dice: ‘Volveré a mi casa de donde salí’. Cuando regresa, la halla desocupada, barrida y adornada.

45 Entonces va y trae consigo otros siete espíritus peores que él y, después de entrar, habitan allí. Y el estado final de ese hombre llega a ser peor que el primero. Así también sucederá a esta generación perversa”.

La madre y los hermanos de Jesús

46 Mientras todavía le hablaba a la gente, su madre y sus hermanos se presentaron afuera, buscando hablar con él.

47 Y alguien le dijo: “Mira, tu madre y tus hermanos están afuera, procurando hablar contigo”.

48 Pero Yahoshúa le respondió al que hablaba con él y dijo: “¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?”

49 Entonces extendió su mano hacia sus discípulos y dijo: “¡Estos son mi madre y mis hermanos!

50 Porque cualquiera que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre.