Comentario Biblico


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1 En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.

2 Este era en el principio con Dios.

3 Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.

4 En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.

5 La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.

6 Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan.

7 Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él.

8 No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz.

9 Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.

10 En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció.

11 A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.

12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;

13 los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.

14 Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.

15 Juan dio testimonio de él, y clamó diciendo: Este es de quien yo decía: El que viene después de mí, es antes de mí; porque era primero que yo.

16 Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia.

17 Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.

18 A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.

19 Este es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron de Jerusalén sacerdotes y levitas para que le preguntasen: ¿Tú, quién eres?

20 Confesó, y no negó, sino confesó: Yo no soy el Cristo.

21 Y le preguntaron: ¿Qué pues? ¿Eres tú Elías? Dijo: No soy. ¿Eres tú el profeta? Y respondió: No.

22 Le dijeron: ¿Pues quién eres? para que demos respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo?

23 Dijo: Yo soy la voz de uno que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías.

24 Y los que habían sido enviados eran de los fariseos.

25 Y le preguntaron, y le dijeron: ¿Por qué, pues, bautizas, si tú no eres el Cristo, ni Elías, ni el profeta?

26 Juan les respondió diciendo: Yo bautizo con agua; mas en medio de vosotros está uno a quien vosotros no conocéis.

27 Este es el que viene después de mí, el que es antes de mí, del cual yo no soy digno de desatar la correa del calzado.

28 Estas cosas sucedieron en Betábara, al otro lado del Jordán, donde Juan estaba bautizando.

29 El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.

30 Este es aquel de quien yo dije: Después de mí viene un varón, el cual es antes de mí; porque era primero que yo.

31 Y yo no le conocía; mas para que fuese manifestado a Israel, por esto vine yo bautizando con agua.

32 También dio Juan testimonio, diciendo: Vi al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y permaneció sobre él.

33 Y yo no le conocía; pero el que me envió a bautizar con agua, aquél me dijo: Sobre quien veas descender el Espíritu y que permanece sobre él, ése es el que bautiza con el Espíritu Santo.

34 Y yo le vi, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios.

35 El siguiente día otra vez estaba Juan, y dos de sus discípulos.

36 Y mirando a Jesús que andaba por allí, dijo: He aquí el Cordero de Dios.

37 Le oyeron hablar los dos discípulos, y siguieron a Jesús.

38 Y volviéndose Jesús, y viendo que le seguían, les dijo: ¿Qué buscáis? Ellos le dijeron: Rabí (que traducido es, Maestro), ¿dónde moras?

39 Les dijo: Venid y ved. Fueron, y vieron donde moraba, y se quedaron con él aquel día; porque era como la hora décima.

40 Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan, y habían seguido a Jesús.

41 Este halló primero a su hermano Simón, y le dijo: Hemos hallado al Mesías (que traducido es, el Cristo).

42 Y le trajo a Jesús. Y mirándole Jesús, dijo: Tú eres Simón, hijo de Jonás; tú serás llamado Cefas (que quiere decir, Pedro).

43 El siguiente día quiso Jesús ir a Galilea, y halló a Felipe, y le dijo: Sígueme.

44 Y Felipe era de Betsaida, la ciudad de Andrés y Pedro.

45 Felipe halló a Natanael, y le dijo: Hemos hallado a aquel de quien escribió Moisés en la ley, así como los profetas: a Jesús, el hijo de José, de Nazaret.

46 Natanael le dijo: ¿De Nazaret puede salir algo de bueno? Le dijo Felipe: Ven y ve.

47 Cuando Jesús vio a Natanael que se le acercaba, dijo de él: He aquí un verdadero israelita, en quien no hay engaño.

48 Le dijo Natanael: ¿De dónde me conoces? Respondió Jesús y le dijo: Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.

49 Respondió Natanael y le dijo: Rabí, tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel.

50 Respondió Jesús y le dijo: ¿Porque te dije: Te vi debajo de la higuera, crees? Cosas mayores que estas verás.

51 Y le dijo: De cierto, de cierto os digo: De aquí adelante veréis el cielo abierto, y a los ángeles de Dios que suben y descienden sobre el Hijo del Hombre.


1.1 Lo que Jesús enseñó y lo que hizo están ligados en forma inseparable con lo que El es. Juan muestra a Jesús como totalmente humano y totalmente divino. A pesar de que Jesús tomó por completo nuestra humanidad y vivió como un hombre, nunca dejó de ser el Dios eterno que siempre existió, el creador y sustentador de todas las cosas, la fuerza que une la creación y la fuente de la vida eterna. Esta es la verdad acerca de Jesús y el fundamento de la verdad. Si no podemos o no creemos esta verdad básica, no tendremos la fe suficiente para confiarle nuestro destino eterno. Por eso Juan escribió su Evangelio: para edificar la fe y la confianza en Jesucristo, al grado que creamos que El en realidad era y es el Hijo de Dios (20.30, 31).

1.1 Juan escribió a los creyentes en todo lugar, sean o no judíos (gentiles). Como uno de los doce discípulos, Juan fue un testigo presencial, de manera que su historia es confiable. Su libro no es una biografía (como el libro de Lucas), sino una presentación temática de la vida de Jesús. Muchos de los oyentes originales tenían un trasfondo griego. La cultura griega estimulaba la adoración de muchos dioses mitológicos cuyas características sobrenaturales eran tan importantes para los griegos como las genealogías para los judíos. Juan mostró que Jesús no solo era diferente de sus dioses mitológicos, sino superior a ellos.

1.1ss ¿Qué quiere decir Juan con el Verbo? El Verbo era una expresión usada por teólogos y filósofos, judíos y griegos por igual, de muchas maneras diferentes. En las Escrituras hebreas, el Verbo era un agente de creación ( Sal 33:6), la fuente del mensaje de Dios a su pueblo por medio de sus profetas (Hos 1:2) y la ley de Dios, su norma de santidad ( Sal 119:11). En la filosofía griega, el Verbo era el principio de la razón que gobernaba al mundo o el pensamiento que estaba aún en la mente, mientras que en el pensamiento hebreo el Verbo era otra forma de decir Dios. La descripción de Juan muestra claramente que se refiere a Jesús (véase especialmente 1.14); un ser humano que conocía y amaba, pero que era a la vez el Creador del universo, la suprema revelación de Dios, la imagen viviente de la santidad de Dios, y "todas las cosas en El subsisten" ( Col 1:17). Para los lectores judíos, "el Verbo era Dios" era una blasfemia. Para los lectores griegos, "aquel Verbo fue hecho carne" ( Col 1:14) era impensable. Para Juan, este nuevo entendimiento del Verbo era el evangelio, las buenas nuevas de Jesucristo.

1.3 Cuando Dios creó, hizo algo de la nada. Debido a que somos seres creados, no hay razón para ser orgullosos. Recuerde que usted existe solo porque Dios lo hizo y tiene dones especiales únicamente porque Dios se los ha dado. Con Dios usted es algo especial; separado de Dios no es nada, y si intenta vivir sin El, abandonará el propósito por el cual fue hecho.

1.3-5 ¿Piensa a menudo que Dios nunca logrará entenderlo porque su vida es demasiada compleja? Recuerde: Dios creó todo el universo y nada es demasiado complejo para El. Lo ha creado a usted, vive hoy y su amor es más grande que cualquier problema que usted pueda enfrentar.

1.4, 5 "Las tinieblas no prevalecieron contra ella" significa que las tinieblas de maldad nunca han triunfado ni triunfarán ni apagarán la luz de Dios. Jesucristo es el creador de la vida y su vida ofrece luz a la humanidad. En su luz, nos vemos tal como somos: pecadores en necesidad de un Salvador. Cuando seguimos a Jesús, la luz verdadera, evitamos andar como ciegos y caer en el pecado. El ilumina la senda que tenemos delante a fin de que sepamos cómo vivir. El disipa la oscuridad del pecado de nuestras vidas. ¿Ha permitido que la luz de Cristo brille en su vida? Permita que Cristo guíe su vida y nunca tropezará en la oscuridad.

1.6-8 En este libro, el nombre Juan se refiere a Juan el Bautista. Si desea más información sobre Juan el Bautista, véase su perfil en este capítulo.

1.8 Nosotros, como Juan el Bautista, no somos la fuente de la luz de Dios; simplemente reflejamos esa luz. Jesucristo, que es la luz verdadera, nos ayuda a ver nuestro camino a Dios y nos muestra cómo transitar a lo largo de ese camino. Pero Cristo quiere reflejar su luz a través de sus seguidores a un mundo incrédulo, quizás porque los incrédulos no son capaces de soportar la poderosa gloria resplandeciente de su luz pura. La palabra testimonio se refiere a nuestro papel de reflejar la luz de Cristo. Nunca debemos presentarnos ante otros como la luz, sino indicarles que miren a Cristo, la Luz.

1.10, 11 A pesar de que Cristo creó el mundo, la gente que creó no lo reconoció (1.10). Aun la que Dios escogió para preparar al resto del mundo para la venida del Mesías lo rechazó (1.11), pese a que todo el Antiguo Testamento hablaba de su venida.

1.12, 13 Todos los que aceptan a Cristo como Señor de sus vidas renacen espiritualmente y reciben nueva vida de Dios. A través de la fe en Cristo, este nuevo nacimiento nos cambia desde adentro, reacondicionando nuestras actitudes, deseos y motivos. El nacimiento hace que uno esté vivo físicamente y permite ser parte de la familia. Al nacer de Dios, formamos parte de su familia (1.12). ¿Ha pedido que Cristo le haga una nueva persona? Este nuevo comienzo está a disposición de todo aquel que cree en Cristo.

1.14 El "Verbo fue hecho carne", significa: se convirtió en humano. Cristo vino a ser (1) el Maestro perfecto : en la vida de Jesús vemos cómo Dios piensa y por lo tanto cómo debiéramos pensar ( Fil 2:5-11); (2) el ejemplo perfecto: El es el modelo de lo que debemos ser, nos muestra cómo vivir y nos da poder para vivir de esa manera ( 1Pe 2:21); (3) el sacrificio perfecto: Jesús vino como un sacrificio por todos los pecados y su muerte satisface las demandas de Dios para la cancelación del pecado ( Col 1:15-23).

1.14 El "unigénito del Padre" significa que Jesús es el único y singular Hijo de Dios. El énfasis está puesto en lo singular. Jesús es único y disfruta de una relación con Dios que es diferente de la de los creyentes llamados "hijos" que afirman ser "engendrados de Dios".

1.14 Cuando Jesús nació, Dios se hizo hombre. No era mitad hombre ni mitad Dios, era todo Dios y todo hombre ( Col 2:9). Antes de que Cristo viniera, la gente podía conocer a Dios en parte. Luego de su venida, lo conoció en su totalidad porque vino visible y tangible en Jesús. Cristo es la expresión perfecta de Dios en forma humana. Los dos errores más comunes son minimizar su humanidad o minimizar su divinidad. Jesús es tanto Dios como hombre.

1.17 El amor y la justicia forman parte de la naturaleza divina que Dios usa para lidiar con nosotros. Moisés enfatizó la justicia y la Ley de Dios, mientras que Cristo vino para resaltar la misericordia, el amor y el perdón de Dios. Moisés solo pudo ser el vehículo de la Ley, mientras que Cristo vino para cumplirla ( Mat 5:17). La naturaleza y la voluntad de Dios se revelaron en la Ley; ahora la naturaleza y la voluntad de Dios se revelan en Jesucristo. En lugar de venir en tablas frías de piedra, la revelación de Dios ("su verdad") viene a la vida de la persona. En la medida que conocemos mejor a Cristo, nuestro entendimiento de Dios se incrementa.

1.18 Dios se comunicó mediante varias personas en el Antiguo Testamento, por lo general profetas que recibían mensajes específicos. Pero nadie vio a Dios. En Cristo, Dios reveló su naturaleza y esencia de una forma que podía verse y tocarse. En Cristo, Dios se hizo hombre y habitó entre nosotros.

1.19 En Jerusalén, los sacerdotes y levitas eran líderes religiosos de respeto. Los sacerdotes servían en el templo y los levitas los ayudaban. Los líderes que iban a ver a Juan eran fariseos (1.24), un grupo que Juan el Bautista y Jesús criticaban con frecuencia. Muchos obedecían superficialmente las leyes de Dios para parecer piadosos mientras que, en lo profundo de sus corazones, estaban llenos de orgullo y avaricia. Los fariseos creían que sus tradiciones orales eran tan importantes como la Palabra inspirada de Dios. Si desea más información acerca de los fariseos, véase los datos que se ofrecen en Mateo 3 y Marcos 2.

Estos líderes vinieron a ver a Juan el Bautista por varias razones: (1) Su tarea como guardianes de la fe los motivó a investigar cualquier mensaje nuevo ( Deu 13:1-5; Deu 18:20-22). (2) Trataban de averiguar si tenía las credenciales de un profeta. (3) Juan tenía un grupo considerable de seguidores y su número crecía. Tal vez estaban celosos y querían ver por qué este hombre era tan popular.

1.21-23 En la mente de aquellos fariseos había solo cuatro posibilidades en lo que respecta a la identidad de Juan el Bautista. Era (1) el profeta anunciado por Moisés ( Deu 18:15), (2) Elías ( Mal 4:5), (3) el Mesías, o (4) un falso profeta. Juan negó ser estos personajes, en cambio se proclamó, en palabras del profeta Isaías en el Antiguo Testamento, como la "voz que clama en el desierto; preparad camino para Jehová" ( Isa 40:3). Los líderes siguieron apremiándolo para que dijera quién era, porque la gente esperaba la venida del Mesías ( Luc 3:15). Pero Juan enfatizó solo la razón por la que vino: a preparar el camino para el Mesías. Los fariseos no entendían lo más importante. Querían saber quién era Juan, pero este quería que ellos supieran quién era Jesús.

1.25, 26 Juan estaba bautizando judíos. Los esenios (una estricta secta monástica de judíos) practicaban el bautismo para purificación, pero por lo general solo los que no eran judíos (gentiles) se bautizaban al convertirse al judaísmo. Cuando los fariseos preguntaron con qué autoridad bautizaba, estaban diciendo: "¿Por qué tratas al pueblo escogido de Dios como si fueran gentiles?" Juan contestó: "Yo bautizo con agua". Simplemente ayudaba a la gente a cumplir con un acto simbólico de arrepentimiento. Pero muy pronto vendría uno que en verdad perdonaría pecados, algo que solo el Hijo de Dios, el Mesías, podría hacer.

1.27 Juan el Bautista manifestó que no era digno ni de ser esclavo de Cristo. Sin embargo, en Luc 7:28 Jesús dijo que Juan fue el más grande de los profetas. Si una persona como Juan se siente indigno de ser esclavo de Cristo, ¡cuánto más nosotros debiéramos deponer nuestro orgullo para servir a Cristo! Cuando entendemos de veras quién es Cristo, nuestro orgullo y prestigio desaparecen.

JUAN EL BAUTISTA

No cabe duda alguna, Juan el Bautista fue único. Vistió en forma rara, se alimentó con cosas extrañas y presentó un mensaje poco usual a los habitantes de Judea que salieron a su encuentro en regiones desoladas.
Sin embargo, Juan no intentaba buscar provecho personal con su peculiaridad. En cambio, se propuso obedecer. Sabía que tenía un papel específico que cumplir en el mundo: anunciar la venida del Salvador, y puso todas sus energías para cumplir esta tarea. Lucas nos dice que Juan estuvo en el desierto cuando recibió la palabra de Dios. Juan estaba listo y esperaba. El ángel que anunció su nacimiento a Zacarías dejó en claro que este niño sería nazareo, uno apartado para el servicio de Dios. Juan se mantuvo fiel a esa descripción.
Este hombre de aspecto salvaje no tenía poder ni posición en el sistema político judío, pero habló con una autoridad casi irresistible. La gente se conmovía con sus palabras porque decía la verdad, los desafiaba a dejar el pecado y a bautizarse en señal de arrepentimiento. Respondieron por cientos. Aunque las multitudes lo rodeaban, no buscó ser el centro, nunca olvidó que su papel principal fue anunciar la venida del Salvador.
Las palabras de verdad que movieron a muchos al arrepentimiento aguijoneó a otros, motivando resistencia y enojo. Juan aun desafió al rey Herodes a que admitiera su pecado. Herodías, la mujer con la que Herodes se unió ilegalmente, decidió librarse de este predicador solitario. A pesar de que lo mató, no le fue posible detener su mensaje. Aquel al que Juan anunció ya estaba en acción. Juan cumplió con su misión.
Dios nos ha dado un propósito para vivir y podemos confiar que El nos guiará. Juan no tenía la Biblia completa, como la tenemos hoy, sin embargo, centró su vida a la luz de lo que sabía de las Escrituras del Antiguo Testamento. Asimismo, nosotros podemos descubrir en la Palabra de Dios las verdades que Dios quiere que sepamos. Y a medida que estas verdades obren en nosotros, otros irán a El. Dios puede usarlo a usted como a ningún otro. Dígale su disposición a seguirle hoy.

Puntos fuertes y logros :

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El mensajero que Dios escogió para anunciar la venida de Jesús

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Un predicador cuyo tema fue el arrepentimiento

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Un confrontador intrépido

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Conocido por su estilo de vida notable

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Inflexible

Debilidades y errores :

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Duda temporal acerca de la identidad de Jesús

Lecciones de su vida :

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Dios no garantiza una vida segura ni fácil a los que le sirven

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Cumplir con los deseos de Dios es la inversión más grande que se hace en la vida

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Defender la verdad es más importante que la vida misma

Datos generales :

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Dónde: Judea

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Ocupación: Profeta

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Familiares: Padre: Zacarías. Madre: Elisabet. Pariente lejano: Jesús

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Contemporáneos: Herodes, Herodías

Versículo clave:

"De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de los cielos, mayor es que él" ( Mat 11:11).

La historia de Juan se narra en los cuatro Evangelios. Su venida se anunció en Isa 40:3 y Mal 4:5ss; y se menciona en Hch 1:5, Hch 1:22; Hch 10:37; Hch 11:16; Hch 13:24-25; Hch 18:25; Hch 19:3-4.


1.29 Cada mañana y tarde, se sacrificaba un cordero en el templo por los pecados del pueblo ( Exo 29:38-42). Isa 53:7 profetizó que el Mesías, el Siervo de Dios, sería ofrecido como un cordero. Para pagar la culpa por el pecado, tenía que entregarse una vida; y Dios quiso darse a sí mismo en sacrificio. Los pecados del mundo fueron quitados cuando Jesús murió como el sacrificio perfecto. De esta manera se perdonan nuestros pecados ( 1Co 5:7). "Pecado del mundo" significa el pecado de todos, el de cada individuo. Jesús pagó el precio de nuestro pecado con la muerte. Usted puede recibir perdón al confesarle su pecado y pedirle su perdón.

1.30 A pesar de que Juan el Bautista había sido un predicador muy conocido y atrajo grandes multitudes, se sintió muy feliz de que Jesús ocupara el lugar más importante. Esta es la verdadera humildad, la base de la grandeza en la predicación, enseñanza o cualquier otra labor que hagamos por Cristo. Cuando usted se sienta feliz de hacer las cosas que Dios quiere que haga y permita que Cristo reciba la honra por ello, Dios hará grandes cosas a través de usted.

1.31-34 En el bautismo de Jesús, Juan el Bautista lo declaró como el Mesías. En ese momento Dios le dio una señal a Juan de que en verdad El había enviado a Jesús (1.33). Juan y Jesús eran parientes (véase Luc 1:36), de modo que Juan sabía quién era. Pero no fue sino hasta su bautismo que Juan comprendió que Jesús era el Mesías. El bautismo de Jesús se relata en Mat 3:13-17; Mar 1:9-11 y Luc 3:21-22.

1.33 El bautismo de Juan el Bautista en agua fue preparatorio, porque era para arrepentimiento y simbolizaba el lavado de los pecados. Jesús, en contraste, bautizaría con el Espíritu Santo. Enviaría al Espíritu Santo sobre los creyentes para que les impartiera poder para vivir y enseñar el mensaje de salvación. Esto ocurrió después de que Jesús resucitó y ascendió al cielo (véase 20.22; Hechos 2).

1.34 La tarea de Juan el Bautista era la de guiar a la gente hacia Cristo, el Mesías que esperaban. Hoy muchas personas andan en busca de alguien que les dé seguridad en un mundo inseguro. Nuestra tarea es guiarlos a Cristo y mostrarles que El es el que buscan.

1.35ss Estos nuevos discípulos llamaron de varias formas a Jesús: Cordero de Dios (1.36), Señor (literalmente, Rabí o Maestro) (1.38), Mesías (1.41, 45), Hijo de Dios (1.49), Rey de Israel (1.49). A medida que lo conocieron, su aprecio por El creció. Cuanto más tiempo pasemos con Cristo conociéndolo, más comprenderemos y apreciaremos lo que El es. Sus enseñanzas nos atraerán, pero llegaremos a conocerlo como el Hijo de Dios. A pesar de que estos discípulos estuvieron hablando en esos términos en pocos días, no lo entenderían del todo hasta tres años más tarde (Hechos 2). Lo que consideraron como una profesión fácil tuvieron que convertirlo en experiencia. Vemos que las palabras de fe brotan con facilidad, pero la apreciación profunda por Cristo viene como producto de vivir por fe.

1.37 Uno de los dos discípulos fue Andrés (1.40). El otro quizás fue Juan, el escritor de este libro, o Felipe, al que se menciona a menudo. ¿Por qué estos discípulos dejaron a Juan el Bautista? Porque eso es lo que Juan quiso que hicieran; los guió a Cristo, los preparó para que lo siguieran. Estos fueron los primeros discípulos de Jesús, junto con Simón Pedro (1.42) y Natanael (1.45).

1.38 Cuando los dos discípulos empezaron a seguirle, Jesús les preguntó: "¿Qué desean?" Seguir a Jesús no es suficiente: debemos seguirle por las razones debidas. Seguirle por nuestros fines es pedir a Cristo que nos siga, que se ajuste a nosotros para edificar nuestra causa, no la suya. Debemos examinar nuestros motivos para servirle. ¿Buscamos su gloria o la nuestra?

1.40-42 Andrés aceptó el testimonio de Juan el Bautista acerca de Jesús y de inmediato fue a decirlo a su hermano, Simón Pedro. No había dudas en su mente: para él Jesús era el Mesías. No solamente se lo dijo a Pedro; a través de los Evangelios hallamos a Andrés deseoso de llevar a otros a Jesús (véanse 6.8, 9; 12.22).

1.42 Jesús no solo vio quién era Pedro, sino quién llegaría a ser. Por eso le asignó un nuevo nombre: Cefas en arameo, Pedro en griego (el nombre significa "una roca"). A través de los Evangelios, no se presenta a Pedro como "piedra sólida", pero llegó a ser una "roca" en los días de la iglesia primitiva, como nos lo relata el libro de los Hechos. Al dar a Pedro un nuevo nombre, Jesús presenta un cambio en su carácter. Si desea más información sobre Simón Pedro, véase su perfil en Mateo 27.

1.46 Los judíos menospreciaban a Nazaret porque una guarnición romana estaba localizada allí. Algunos han especulado que una actitud fría o una baja reputación moral y religiosa del pueblo de Nazaret condujo al comentario duro de Natanael. La ciudad natal de Natanael fue Caná, situada a un poco más de seis kilómetros de Nazaret.

1.46 Cuando Natanael oyó que el Mesías procedía de Nazaret, se sorprendió. Felipe le respondió: "Ven y ve". Por fortuna, Natanael fue a ver a Jesús y llegó a ser su discípulo. ¡Si hubiera actuado en base a sus prejuicios, sin una investigación mayor, hubiera perdido su encuentro con el Mesías! No permita que los estereotipos de la gente acerca de Cristo sean causa de que pierdan poder y amor. Invítelos a que se acerquen a El y comprueben quién es Jesús.

PRIMEROS VIAJES DE JESUS : Después que Juan bautizó a Jesús en el río Jordán y que Satanás lo tentó en el desierto(véase mapa en Marcos 1), Jesús volvió a Galilea. Visitó Nazaret, Caná y Capernaum, luego regresó a Jerusalén para la Pascua.

1.47-49 Jesús conocía todo lo referente a Natanael antes de que se encontrasen cara a cara. Jesús también nos conoce bien. Una persona honesta se sentirá a gusto sabiendo que Jesús la conoce tal cual es. Una deshonesta se sentirá molesta. No puede fingir ser algo que no es. Dios sabe cómo es usted verdaderamente y desea que lo siga.

1.51 Esta es una referencia al sueño de Jacob que aparece en Gen 28:12. En su condición singular de Dios-Hombre, Jesús sería la escalera entre el cielo y la tierra. Jesús no dice aquí que iba a ser una experiencia física (es decir que verían la escalera con sus ojos), como en el caso de la transfiguración, sino que tendrían una percepción espiritual de la verdadera naturaleza de Jesús y del propósito de su venida.