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1 Reyes 20 - Nueva Biblia Española (1975)


Acab derrota a los sirios

1 Benadad, rey de Siria, concentró todas sus tropas, y acompañado de treinta y dos reyes vasallos, con caballería y carros, marchó a sitiar Samaria y asaltarla.

2 Mandó a la ciudad una embajada para Ajab de Israel

3 con este mensaje: Así dice Benadad: Dame tu plata y tu oro; quédate con tus mujeres y niños.

4 El rey de Israel respondió: Como su majestad ordene. Soy tuyo con todo lo que tengo.

5 Pero los embajadores volvieron con nuevo mensaje: Así dice Benadad: Mando a decirte que me des tu plata y tu oro, tus mujeres y niños.

6 Bien, mañana a estas horas te enviaré mis oficiales a registrar tu palacio y los de tus ministros; echarán mano a lo que más les guste y se lo llevarán.

7 El rey de Israel convocó a los senadores del país y les dijo: Fíjense bien cómo ése busca mi mal. Me reclama mis mujeres e hijos, mi plata y mi oro, y eso que no me negué.

8 Todos los senadores y el pueblo le respondieron: No le hagas caso, no le obedezcas.

9 Entonces dio esta respuesta a los embajadores de Benadad: Digan a su majestad: Haré lo que me dijiste la primera vez; pero esto otro no puedo hacerlo. Los embajadores marcharon a llevar la respuesta.

10 Entonces Benadad le envió este mensaje: Que los dioses me castiguen si hay en Samaria polvo bastante para que cada uno de mis soldados pueda tomar un puñado.

11 Pero el rey de Israel contestó: Díganle que nadie canta victoria al ceñirse la espada, sino al quitársela.

12 Benadad estaba bebiendo en las tiendas con los reyes, y en cuanto oyó la respuesta, ordenó a sus oficiales. ¡A su puesto! Y se apostaron frente a la ciudad.

13 Mientras tanto, a Ajab de Israel se le presentó un profeta, que le dijo: Así dice el Señor: "¿Ves todo ese ejército inmenso? Te lo entregaré hoy mismo para que sepas que yo soy el Señor".

14 Ajab preguntó: ¿Por medio de quién? Respondió el profeta: Así dice el Señor: "Por los asistentes de los gobernadores". Ajab preguntó: ¿Y quién ataca primero? Respondió: Tú.

15 Ajab pasó revista a los asistentes •de los gobernadores, que eran doscientos treinta y dos, y a continuación al ejército israelita: siete mil hombres.

16 A mediodía hicieron una salida, mientras Benadad estaba emborrachándose en las tiendas con los treinta y dos aliados.

17 Abrían la marcha los asistentes de los gobernadores, y a Benadad le llegó este aviso: Ha salido gente de Samaria.

18 Ordenó: Si han salido en son de paz, agárrenlos vivos, y si han salido en plan de guerra, agárrenlos vivos también.

19 Decíamos que habían salido de la ciudad los asistentes de los gobernadores, y el ejército tras ellos;

20 cada uno mató a un enemigo, y los sirios huyeron perseguidos por Israel; Benadad, rey de Siria, escapó a caballo con algunos jinetes.

21 Entonces salió el rey de Israel, derrotó a los caballos y carros e infligió a los sirios una gran derrota.

22 El profeta se acercó al rey y le dijo: Anda, conserva tu ventaja y haz bien tus planes, porque el año que viene volverá a atacarte el rey de Siria.

23 Por su parte, los ministros del rey de Siria propusieron: Su Dios es un dios de montaña; por eso nos vencieron. A lo mejor, si les damos la batalla en el llano, les vencemos.

24 Haz lo siguiente: depón a todos esos reyes y sustitúyelos por gobernadores.

25 Junta luego un ejército como el que has perdido, otros tantos caballos y carros; les presentamos batalla en el llano, y malo será que no los venzamos. Benadad les hizo caso y actuó así.

26 Al año siguiente pasó revista a los sirios y marchó a El Cerco para luchar contra Israel.

27 Los israelitas, después de pasar revista y aprovisionarse, salieron a su encuentro y acamparon frente a ellos; parecían un rebaño de cabras, mientras que los sirios cubrían la llanura.

28 El profeta se acercó a decir al rey de Israel: Así dice el Señor: "Por haber dicho los sirios que el Señor es un dios de montaña y no de llanura, te entrego ese ejército inmenso, para que sepan ustedes que yo soy el Señor".

29 Siete días estuvieron acampados frente a frente. El día séptimo trabaron batalla, y en un sólo día los israelitas les mataron a los sirios cien mil de infantería.

30 Los supervivientes huyeron a El Cerco, pero la muralla se derrumbó sobre los veintisiete mil hombres que quedaban. Mientras tanto, Benadad, que había huido, se metió en la ciudad, de casa en casa.

31 Sus ministros le dijeron: Mira, hemos oído que los reyes de Israel son misericordiosos. Vamos a ceñirnos un sayal y atarnos una cuerda en la cabeza, y nos rendimos al rey de Israel. A lo mejor te perdona la vida.

32 Se ciñeron un sayal, se ataron una cuerda a la cabeza y se presentaron al rey de Israel, diciendo: Tu siervo Benadad pide que le perdones la vida. El rey dijo: ¿Vive todavía? ¡Es mi hermano!

33 Aquellos hombres se las prometieron felices, y tomándole por la palabra, contestaron: ¡Benadad es hermano tuyo! Ajab dijo: Vayan a traerlo. Cuando llegó, Ajab lo subió a su carroza,

34 y Benadad le dijo: Te devolveré las poblaciones que mi padre arrebató al tuyo. Y en Damasco te cederé un barrio, como lo tenía mi padre en Samaria. Con este pacto déjame ir libre. Ajab firmó un pacto con él y lo dejó en libertad.

35 Uno de la comunidad de profetas dijo a un compañero, por orden del Señor: ¡Pégame! El otro se negó,

36 y entonces le dijo: Por no haber obedecido la orden del Señor, te matará un león en cuanto te separes de mí. Y cuando se alejaba, lo encontró un león y lo mató.

37 Aquel profeta encontró a otro hombre, y le dijo: ¡Pégame! El hombre le pegó y le dejó maltrecho.

38 El profeta se puso a esperar al rey en el camino, disfrazado con una venda en los ojos.

39 Cuando pasaba el rey, el profeta le gritó: Tu servidor avanzaba hacia el centro de la batalla, cuando un hombre se acercó y me entregó otro hombre, diciéndome: "Guarda a éste; si desaparece, lo pagarás con la vida o con dinero".

40 Pues bien, mientras yo estaba ocupado de acá para allá, el otro desapareció. El rey de Israel le dijo: ¡Está clara la sentencia! Tu mismo la has pronunciado.

41 Entonces el profeta se quitó de golpe la venda de los ojos (el rey de Israel se dio cuenta de que era un profeta)

42 y dijo al rey: Así dice el Señor: "Por haber dejado escapar al hombre que yo había consagrado al exterminio, pagarás su vida con tu vida y su ejército con tu ejército.

43 El rey de Israel marchó a casa triste y afligido, y entró en Samaria.