Isaías 1:8-10

8 »Jerusalén se salvó de la destrucción, pero se ha quedado abandonada, tan sola como un guarda en un campo de melones; tan sola como una ciudad rodeada por el enemigo.

9 »Si yo, el Dios todopoderoso, no hubiera salvado a unos pocos, Jerusalén se habría quedado en ruinas, como sucedió con Sodoma y Gomorra».

10 El profeta Isaías les dijo a los jefes de Israel: «Ustedes, que son tan malos como fueron los jefes de Sodoma y los habitantes de Gomorra, ¡escúchenme bien! ¡Atiendan a lo que Dios les dice!