1 Escuchen, cielos, y hablaré; oye, tierra, los dichos de mi boca;
2 descienda como lluvia mi doctrina, destile como rocío mi palabra; como llovizna sobre la hierba, como aguacero sobre el césped;
3 voy a proclamar el nombre del Señor: den gloria a nuestro Dios.
4 El es la Roca, sus obras son perfectas, sus caminos son justos; es un Dios fiel, sin maldad, es justo y recto.
5 Hijos degenerados, se portaron mal con él, generación malvada y pervertida.
6 ¿Así le pagas al Señor, pueblo necio e insensato? ¿No es él tu padre y tu creador, el que te hizo y te constituyó?
7 Acuérdate de los días remotos, considera las edades pretéritas, pregunta a tu padre y te lo contará, a tus ancianos y te lo dirán:
8 Cuando el Altísimo daba a cada pueblo su heredad, y distribuía a los hijos de Adán, trazando las fronteras de las naciones, según el número de los hijos de Dios,
9 la porción del Señor fue su pueblo, Jacob fue el lote de su heredad.
10 Lo encontró en una tierra desierta, en una soledad poblada de aullidos; lo rodeó cuidando de él, lo guardó como a las niñas de sus ojos.
11 Como el águila incita a su nidada revolando sobre los polluelos, así extendió sus alas, los tomó y los llevó sobre sus plumas.
12 Él Señor solo los condujo, no hubo dioses extraños con él.
13 Los puso a caballo de sus montañas, y los alimentó con las cosechas de sus campos; los crió con miel silvestre, con aceite de rocas de pedernal;
14 con requesón de vaca y leche de ovejas, con grasa de corderos y carneros, ganado de Basan y cabritos, con la flor de la harina de trigo, y por bebida, con la sangre fermentada de la uva.
15 Comió Jacob hasta saciarse, engordó mi cariño, y tiró coces -estabas gordo y cebado y corpulento y rechazó a Dios, su creador; deshonró a su Roca salvadora,
16 Le dieron celos con dioses extraños, lo irritaron con sus abominaciones,
17 ofrecieron víctimas a demonios que no son dios, a dioses desconocidos, nuevos, importados de cerca, que no veneraban sus padres.
18 ¡Despreciaste a la Roca que te engendró, y olvidaste al Dios que te dio a luz!
19 Lo vio el Señor, e irritado rechazó a sus hijos e hijas,
20 pensando: "Les esconderé mi . rostro, y veré en qué acaban, porqué son una generación depravada, unos hijos desleales;
21 ellos me han dado celos con un dios ilusorio, me han irritado con ídolos vacíos; pues yo les daré celos con un pueblo ilusorio, los irritaré con una nación fatua.
22 Está ardiendo el fuego de mi ira y abrasará hasta el fondo del abismo, consumirá la tierra y sus cosechas y quemará los cimientos de los montes.
23 Acumularé desastres contra ellos, agotaré en ellos mis flechas;
24 andarán macilentos por el hambre, consumidos de fiebres y epidemias malignas; les enviaré dientes de fieras y veneno de serpientes que se arrastran;
25 en las calles, la espada se llevará a los hijos; en las casas, el espanto; a los jóvenes con las doncellas, a los niños de pecho con los ancianos".
26 Yo pensaba: "Voy a dispersarlos y a borrar su memoria entre los hombres".
27 Pero no; que temo la jactancia del enemigo y la mala interpretación del adversario, que dirían: "Nuestra mano ha vencido, no es el Señor quien lo ha hecho",
28 Porque son una nación que ha perdido el juicio y carece de inteligencia.
29 Si fueran sensatos, lo entenderían, comprenderían su destino.
30 ¿Cómo es que uno persigue a mil y dos ponen en fuga a diez mil? ¿No es porque su Roca los ha vendido, porque el Señor los ha entregado?
31 Porque su roca no es como nuestra Roca; nuestros mismos enemigos pueden juzgarlo.
32 Son cepa de las viñas de Sodoma, de los campos de Gomorra; sus uvas son uvas venenosas y sus racimos son amargos;
33 su vino es ponzoña de monstruos y veneno mortal de víboras.
34 ¿No tengo todo esto recogido y sellado en mis archivos?
35 Mía será la venganza y el desquite en la hora en que tropiecen sus pies, pues el día de su perdición se acerca y su suerte se apresura -
36 porque el Señor defenderá a su pueblo y tendrá compasión de sus siervos-. Cuando vea que sus manos flaquean, que se consumen amos y criados,
37 dirá: "¿Dónde están sus dioses o la roca donde se refugiaban?
38 ¿No comían la grasa de sus sacrificios y bebían el vino de sus libaciones? Que se levanten para socorrerlos, que sean su refugio".
39 Pero ahora miren: yo soy yo, y no hay otro fuera de mi; yo doy la muerte y la vida, yo desgarro y yo curo, y no hay quien libre de mi mano.
40 Levanto la mano al cielo y juro: "Tan verdad como que vivo eternamente,
41 cuando afile el relámpago de mi espada y tome en mi mano la justicia, haré venganza del enemigo y daré su paga al adversario;
42 embriagaré mis flechas en sangre, mi espada devorará carne; sangre de muertos y cautivos, cabezas de jefes enemigos".
43 Naciones, aclámenlo con su pueblo, porque él venga la sangre de sus siervos, porque toma venganza del enemigo y perdona a su tierra y a su pueblo.
44 Moisés fue y recitó este canto entero en presencia del pueblo. Lo acompañaba Josué, hijo de Nun.
45 Y cuando terminó de decir todo esto a los israelitas,
46 añadió: Fíjense bien en todas las palabras que yo les he conminado hoy, y manden a sus hijos que pongan por obra todos los artículos de esta ley.
47 Porque no son palabra vacía para ustedes, sino que por ella vivirán y prolongarán la vida en la tierra que van a tomar en posesión después de pasar el Jordán.
Se le permite a Moisés contemplar la tierra de Canaán
48 Aquel mismo día el Señor dijo a Moisés:
49 Sube al monte Abarín (Monte Nebo), que está en Moab, mirando a Jericó, y contempla la tierra que voy a dar en propiedad a los israelitas.
50 Después morirás en el monte y te reunirás a los tuyos, lo mismo que tu hermano Aarón murió en Monte Hor y se reunió a los suyos.
51 Porque se portaron mal conmigo en medio de los israelitas, en la Fuente de Careo, en Cades, en el desierto del Espino, y no reconocieron mi santidad en medio de los israelitas.
52 Verás de lejos la tierra, pero no entrarás en la tierra que voy a dar a los israelitas.