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Deuteronomio 32 - Nueva Biblia Española (1975)


1 Escuchen, cielos, y hablaré; oye, tierra, los dichos de mi boca;

2 descienda como lluvia mi doctrina, destile como rocío mi palabra; como llovizna sobre la hierba, como aguacero sobre el césped;

3 voy a proclamar el nombre del Señor: den gloria a nuestro Dios.

4 El es la Roca, sus obras son perfectas, sus caminos son justos; es un Dios fiel, sin maldad, es justo y recto.

5 Hijos degenerados, se portaron mal con él, generación malvada y pervertida.

6 ¿Así le pagas al Señor, pueblo necio e insensato? ¿No es él tu padre y tu creador, el que te hizo y te constituyó?

7 Acuérdate de los días remotos, considera las edades pretéritas, pregunta a tu padre y te lo contará, a tus ancianos y te lo dirán:

8 Cuando el Altísimo daba a cada pueblo su heredad, y distribuía a los hijos de Adán, trazando las fronteras de las naciones, según el número de los hijos de Dios,

9 la porción del Señor fue su pueblo, Jacob fue el lote de su heredad.

10 Lo encontró en una tierra desierta, en una soledad poblada de aullidos; lo rodeó cuidando de él, lo guardó como a las niñas de sus ojos.

11 Como el águila incita a su nidada revolando sobre los polluelos, así extendió sus alas, los tomó y los llevó sobre sus plumas.

12 Él Señor solo los condujo, no hubo dioses extraños con él.

13 Los puso a caballo de sus montañas, y los alimentó con las cosechas de sus campos; los crió con miel silvestre, con aceite de rocas de pedernal;

14 con requesón de vaca y leche de ovejas, con grasa de corderos y carneros, ganado de Basan y cabritos, con la flor de la harina de trigo, y por bebida, con la sangre fermentada de la uva.

15 Comió Jacob hasta saciarse, engordó mi cariño, y tiró coces -estabas gordo y cebado y corpulento y rechazó a Dios, su creador; deshonró a su Roca salvadora,

16 Le dieron celos con dioses extraños, lo irritaron con sus abominaciones,

17 ofrecieron víctimas a demonios que no son dios, a dioses desconocidos, nuevos, importados de cerca, que no veneraban sus padres.

18 ¡Despreciaste a la Roca que te engendró, y olvidaste al Dios que te dio a luz!

19 Lo vio el Señor, e irritado rechazó a sus hijos e hijas,

20 pensando: "Les esconderé mi . rostro, y veré en qué acaban, porqué son una generación depravada, unos hijos desleales;

21 ellos me han dado celos con un dios ilusorio, me han irritado con ídolos vacíos; pues yo les daré celos con un pueblo ilusorio, los irritaré con una nación fatua.

22 Está ardiendo el fuego de mi ira y abrasará hasta el fondo del abismo, consumirá la tierra y sus cosechas y quemará los cimientos de los montes.

23 Acumularé desastres contra ellos, agotaré en ellos mis flechas;

24 andarán macilentos por el hambre, consumidos de fiebres y epidemias malignas; les enviaré dientes de fieras y veneno de serpientes que se arrastran;

25 en las calles, la espada se llevará a los hijos; en las casas, el espanto; a los jóvenes con las doncellas, a los niños de pecho con los ancianos".

26 Yo pensaba: "Voy a dispersarlos y a borrar su memoria entre los hombres".

27 Pero no; que temo la jactancia del enemigo y la mala interpretación del adversario, que dirían: "Nuestra mano ha vencido, no es el Señor quien lo ha hecho",

28 Porque son una nación que ha perdido el juicio y carece de inteligencia.

29 Si fueran sensatos, lo entenderían, comprenderían su destino.

30 ¿Cómo es que uno persigue a mil y dos ponen en fuga a diez mil? ¿No es porque su Roca los ha vendido, porque el Señor los ha entregado?

31 Porque su roca no es como nuestra Roca; nuestros mismos enemigos pueden juzgarlo.

32 Son cepa de las viñas de Sodoma, de los campos de Gomorra; sus uvas son uvas venenosas y sus racimos son amargos;

33 su vino es ponzoña de monstruos y veneno mortal de víboras.

34 ¿No tengo todo esto recogido y sellado en mis archivos?

35 Mía será la venganza y el desquite en la hora en que tropiecen sus pies, pues el día de su perdición se acerca y su suerte se apresura -

36 porque el Señor defenderá a su pueblo y tendrá compasión de sus siervos-. Cuando vea que sus manos flaquean, que se consumen amos y criados,

37 dirá: "¿Dónde están sus dioses o la roca donde se refugiaban?

38 ¿No comían la grasa de sus sacrificios y bebían el vino de sus libaciones? Que se levanten para socorrerlos, que sean su refugio".

39 Pero ahora miren: yo soy yo, y no hay otro fuera de mi; yo doy la muerte y la vida, yo desgarro y yo curo, y no hay quien libre de mi mano.

40 Levanto la mano al cielo y juro: "Tan verdad como que vivo eternamente,

41 cuando afile el relámpago de mi espada y tome en mi mano la justicia, haré venganza del enemigo y daré su paga al adversario;

42 embriagaré mis flechas en sangre, mi espada devorará carne; sangre de muertos y cautivos, cabezas de jefes enemigos".

43 Naciones, aclámenlo con su pueblo, porque él venga la sangre de sus siervos, porque toma venganza del enemigo y perdona a su tierra y a su pueblo.

44 Moisés fue y recitó este canto entero en presencia del pueblo. Lo acompañaba Josué, hijo de Nun.

45 Y cuando terminó de decir todo esto a los israelitas,

46 añadió: Fíjense bien en todas las palabras que yo les he conminado hoy, y manden a sus hijos que pongan por obra todos los artículos de esta ley.

47 Porque no son palabra vacía para ustedes, sino que por ella vivirán y prolongarán la vida en la tierra que van a tomar en posesión después de pasar el Jordán.

Se le permite a Moisés contemplar la tierra de Canaán

48 Aquel mismo día el Señor dijo a Moisés:

49 Sube al monte Abarín (Monte Nebo), que está en Moab, mirando a Jericó, y contempla la tierra que voy a dar en propiedad a los israelitas.

50 Después morirás en el monte y te reunirás a los tuyos, lo mismo que tu hermano Aarón murió en Monte Hor y se reunió a los suyos.

51 Porque se portaron mal conmigo en medio de los israelitas, en la Fuente de Careo, en Cades, en el desierto del Espino, y no reconocieron mi santidad en medio de los israelitas.

52 Verás de lejos la tierra, pero no entrarás en la tierra que voy a dar a los israelitas.