Se prepara la escena
Las palabras introductorias se refieren al período histórico descrito en el libro de Jue. (aprox. 1250-1050 a. de J.C.), que finaliza diciendo: En aquellos días no había rey en Israel, y cada uno hacía lo que le parecía recto ante sus propios ojos (Jue. 21:25). El libro de Rut termina con las palabras: Isaí engendró a David y fue David quien llenó la necesidad sentida por Israel, de tener un rey. Belén de Judá, en oposición a Belén de Zabulón (Jos. 19:15), es llamada Efrata en Gén. 35:19; el nombre sobrevivió en el vocablo efrateos (2). Belén significa casa de pan y el nombre refleja lo fértil de sus campos y sus huertos. Pero aun en Belén los pobladores sufrieron por una hambruna motivando a una familia a radicarse por un tiempo en Moab. Desde Belén se pueden ver los montes de Moab en el horizonte hacia el este, al otro lado del mar Muerto. Aunque geográficamente cercano, no era un territorio amigo. Los moabitas eran descendientes de Lot (Gén. 19:27) así que eran parientes distan tes de Israel, pero habían sido hostiles a los israelitas cuando éstos llegaron de Egipto después del éxodo (Núm. 21:29). Al principio del período de los jueces, Eglón, rey de Moab, había in vadido y dominado a los israelitas durante 18 años (Jue. 3:14).
Elimelec decidió mudarse a Moab. Para Noemí, su esposa, el resultado final de la mudanza fue trágico. Primero, perdió a su esposo y luego a sus dos hijos. Su estadía en Moab, que creían temporaria, duró diez años y al final de este tiempo Noemí se encontraba sin medios de vida y de esperanza para el futuro.
El momento decisivo fue cuando ella oyó que Jehovah había visitado a su pueblo para darles pan. Se preparó para regresar, un verbo recurrente en el capítulo. En heb. se usa el mismo verbo para decir arrepentir , y al regresar a casa Noemí estaba demostrando un cambio de idea, un arrepentimiento . Sus nueras, Rut y Orfa, emprendieron con Noemí el camino, sintiéndose obligadas a acompañarla por ser sus familiares más cercanos. La modalidad de conducta de los antiguos patriarcas se repite aquí. Tanto Abraham como Isaac se habían ido en tiempos de hambre, para regresar luego cuando volvía a haber alimento.
Decisiones trascendentales
El relator ha preparado la escena, pero desde aquí en adelante los personajes hablan por sí mismos. Noemí, no dando nada por hecho, instó a sus dos nue ras a que regresaran a su hogar paterno en Moab. Pueden haber tenido entre 18 y 25 años, y Noemí demostró su interés maternal al procurar lo que sería lo mejor para ellas. Ambas habían sido esposas cariñosas, y Noemí apreciaba el afecto que le tenían, de allí su oración: Que Jehovah haga misericordia con vosotras. Su esperanza era que su cuidado providencial las llevaría a cada una a contraer un segundo matrimonio. La misericordia del Señor tenía a Israel en una relación especial con él (ver la nota al final del capítulo), pero Noemí no tuvo reparos en orar pidiendo que incluyera también a estas dos muchachas de Moab. Puede que estuviera pensando en la promesa del Señor a Abraham de que todas las familias de la tierra serían bendecidas por intermedio de él (Gén. 12:3). Amor, seguridad y hogar se cuentan entre las ben diciones que Dios provee. El consejo de Noemí: Volveos, hijas mías, era lo más lógico (11-13); aunque sería para detrimento de ella. La mano deJehovah se ha levantado contra mí es un resumen de su interpretación de los eventos sucedidos.
Noemí consideró a la hambruna, la consecuente migración a Moab y la muerte, primero de su esposo y luego de sus hijos, como señales del desa grado divino en forma personal con ella. De allí que fuera una experiencia de tanta amargura. Si hubiera creído que era el azar lo que ordenaba su vida, hubiera aceptado su situación con pasiva resignación. Pero con el hecho de acusar a Dios declaraba su fe de que en definitiva era él quien manejaba los acontecimientos y, dado que era él también el Dios que iba a bendecir, Noemí encontró un rayo de esperanza aun en su profunda desesperación.
Orfa se fue de su lado y no se sabe nada más de ella, pero Rut se quedó con Noemí. El verbo es el mismo usado para referirse al matrimonio en Gén. 2:24: Por lo tanto, el hombre … se unirá a su mujer. Rut, en total dedicación, puso el cuidado de Noemí antes que sus propios intereses. El amor no busca lo suyo propio (1 Cor. 13:5). El lector es atrapado por el drama, queriendo saber cómo le fue a Rut quien se arriesgó a acompañar a su suegra.
Noemí no aceptó la decisión de Rut sin protestar. Era natural que los padres y la formación religiosa tuvieran una poderosa atracción, pero la protesta de Noemí generó la más sublime de las reacciones. Rut estaba decidida: … dondequiera que tú vayas, yo iré. El bienestar de Noemí era su principal preocupación, aunque significara emigrar de su patria, dejar a sus padres que todavía vivían (2:11) y establecerse entre extraños. Desde ese momento en adelante el pueblo de Noemí sería su pueblo, aunque Rut no sabía si encontraría aceptación. De más importancia que todo lo demás, Rut declaró que el Dios de Noemí sería su Dios. Estaba totalmente resuelta, aun hasta la muerte y lo confirmó con su juramento en el nombre del Señor que acababa de aceptar. La declaración de Rut es el punto culminante de este capítulo. Sin duda el autor tenía la esperanza que los lectores siguieran su ejemplo.
La llegada a su ciudad
La llegada de Noemí causó revuelo en Belén, especialmente entre las mujeres. La pregunta de ellas sugiere que casi ni la reconocieron porque había cambiado tanto, pero también que estaban contentísimas de volver a verla. Noemí cortó por lo sano cualquier celebración al revelar la profundidad de su desconsuelo. Vencida por los recuerdos felices del pasado en Belén no podía aguantar que la llamaran Noemí (que significa placentera o agradable ). Mucho más apropiado, según ella, era Mara (que significa amargura ), y culpó al Todopoderoso (Shadai) por sus amargas experiencias. El era quien había prometido un gran destino a Abraham (Gén. 12:1). Rige sobre el orden cósmico (Job 34:12, 13) por lo que se deduce que debe ser responsable de la tragedia que vivía. Yo me fui llena, casada y feliz y bendecida con dos hijos, pero Jehovah me ha hecho volver vacía, privada del motivo de mi felicidad. El Señor quien dio, y cuya característica es dar, le había quitado inexplicablemente sus seres queridos. Es más, ella interpretaba su acción como una señal de su desagrado, porque Jehovah me ha afligido significa ha testificado contra mí , como en un tribunal de justicia.
Tres elementos estilísticos merecen un comentario. La modalidad deliberada en el uso de los nombres divinos, el Todopoderoso … Jehovah … Jehovah … el Todopoderoso, pone mucho énfasis en el gobierno soberano de Dios sobre los asuntos humanos, y es el mismo Señor que revelara sus propósitos amantes a Abraham. Porque él está en control, se nota la implicación de una esperanza, la insinuación de un futuro mejor. El narrador completa el primer episodio con un resumen que mira al pasado tanto como al futuro. Volvió Noemí mira hacia atrás repitiendo un verbo clave en el capítulo, mientras que la mención de su nuera indica que Rut ocupará el centro de la próxima escena. Las palabras finales del capítulo: al comienzo de la siega de la cebada, no sólo anticipa el próximo episodio, sino que también coincide con la nota sobre una época en 1:1, completando así una especie de paréntesis alrededor del primer capítulo de la narración.
Nota. 8 El significado de la palabra misericordia es más de lo que el lector pudiera sospechar. Es una traducción de la palabra heb. hesed, aquí y en 2:20 y 3:10, en el sentido más supremo, es la característica de Dios mismo en sus tratos con quienes forman su pueblo. A veces (p. ej.: Exo. 15:13) se ha traducido como amor (DHH) y bondad (BJ); la palabra indica la fidelidad del Señor a sus promesas del pacto (Deut. 7:9). La intención es que quienes hayan tenido la experiencia del hesed del Señor reflejen el mismo cuidado amante en sus relaciones con sus semejantes. Se dice que Rut la moabita así lo hizo (3:10), por su lealtad altruista hacia Noemí y porque, al declarar que el Dios de Noemí era su Dios, entró en el círculo de la bendición divina. Siguiendo el mismo camino, otros que no eran israelitas pudieron conocer por sí mismos la hesed del Señor porque es grande en misericordia … y su misericordia está en todas sus obras (Sal. 145:8, 9). Ese amor firme fue revelado supremamente en Cristo y es una base segura para la confianza del cristiano actual en el Dios de Noemí y Rut.