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Jeremías 38 - Biblia Castilian 2003


Jeremías en la cisterna

1 Pero Sefat as, hijo de Matán; Godol as, hijo de Pasjur; Yucal, hijo de Selam as, y Pasjur, hijo de Malqu as, oyeron las palabras que Jerem as dec a a todo el pueblo, a saber:

2 "As dice Yahveh: quien se quede en esta ciudad morirá a espada, de hambre o de peste. Quien se pase a los caldeos, vivirá; tendrá su vida por bot n, pues seguirá viviendo.

3 As dice Yahveh: esta ciudad será entregada ciertamente en manos del ejército del rey de Babilonia, que la tomará".

4 Los jefes dijeron al rey: "Hay que matar a este hombre, porque de este modo debilita las manos de los combatientes que quedan en esta ciudad y las manos de toda la población, diciéndoles semejantes cosas. Es claro que este hombre no busca el bien de este pueblo, sino el mal".

5 "Ah está en vuestras manos - respondió el rey Sedec as -, pues el rey nada puede contra vosotros".

6 Tomaron, pues, a Jerem as y lo arrojaron en la cisterna de Malqu as, hijo del rey, que hab a en el patio de la guardia. Bajaron a Jerem as con cuerdas. En la cisterna no hab a agua, sino fango, y Jerem as se hundió en el fango.

7 El cusita Ebedmélec, eunuco residente en el palacio real, oyó que hab an echado a Jerem as en la cisterna. El rey se encontraba entonces en la puerta de Benjam n.

8 Salió entonces Ebedmélec del palacio real y habló al rey en estos términos:

9 "Rey, mi se or; esos hombres han obrado mal en todo lo que han hecho al profeta Jerem as, arrojándole a la cisterna, donde morirá de hambre, pues ya no hay pan en la ciudad".

10 El rey dio entonces al cusita Ebedmélec esta orden: "Toma contigo de aqu tres hombres y saca al profeta Jerem as de la cisterna, antes de que muera".

11 Ebedmélec tomó consigo los hombres y entró en el palacio real, al vestuario del tesoro, tomó de all trozos de ropas usadas y rotas, y se los tiró a Jerem as a la cisterna junto con unas cuerdas.

12 El cusita Ebedmélec dijo a Jerem as: "Ponte estos trozos de ropas usadas y rotas en los sobacos, por debajo de las cuerdas". Jerem as lo hizo as.

13 Tiraron entonces de Jerem as con las cuerdas y lo subieron de la cisterna. Jerem as quedó en el patio de la guardia.

Sedequías consulta secretamente a Jeremías

14 El rey Sedec as mandó traer ante s al profeta Jerem as a la tercera entrada del templo de Yahveh, y el rey dijo a Jerem as: "Te voy a hacer una pregunta, no me ocultes nada".

15 Jerem as dijo a Sedec as: "Si te lo digo, seguramente me harás matar; y si te doy un consejo, no me vas a escuchar".

16 Entonces el rey Sedec as hizo en secreto a Jerem as este juramento: "¡Por vida de Yahveh y por la vida que nos dio, que no te haré matar ni te entregaré en mano de esos hombres que atentan contra tu vida!".

17 Y Jerem as dijo a Sedec as: "As dice Yahveh, Dios Sebaot, Dios de Israel: si te pasas voluntariamente a los jefes del rey de Babilonia, salvarás tu vida, y esta ciudad no será quemada por el fuego; vivirás tú y los de tu casa.

18 Pero si no te pasas a los jefes del rey de Babilonia, esta ciudad será entregada en mano de los caldeos, que la incendiarán, y tú no escaparás de su mano".

19 "Estoy preocupado - dijo el rey Sedec as a Jerem as - por causa de los jud os que se han pasado a los caldeos, no sea que me entreguen en su mano y se burlen de m ".

20 "No te entregarán - replicó Jerem as -. Escucha, pues, la voz de Yahveh en lo que te digo, y te irá bien y as salvarás tu vida.

21 Pero si no quieres pasarte, ésta es la palabra que Yahveh me ha revelado:

22 mira: todas las mujeres que quedan en el palacio del rey de Judá serán llevadas a los jefes del rey de Babilonia e irán cantando: "Te enga aron y pudieron contra ti tus buenos amigos; se hundieron tus pies en el fango, pero ellos te han dado la espalda".

23 Todas tus mujeres y tus hijos serán llevados a los caldeos. Tú no escaparás de su mano, sino que serás apresado por la mano del rey de Babilonia; y a esta ciudad se le prenderá fuego".

24 Sedec as dijo a Jerem as: "Que nadie sepa nada de esta conversación; de lo contrario, morirás.

25 Si los jefes se enteran de que he hablado contigo y vienen a ti y te dicen: "Cuéntanos qué has dicho al rey y lo que el rey te ha dicho. No nos lo ocultes; de lo contrario, te mataremos",

26 tú les dirás: "He venido a suplicar al rey que no me haga volver a la casa de Jonatán, a morir all "".

27 Vinieron, efectivamente, todos los jefes a Jerem as y le preguntaron; y él les informó en todo de acuerdo con las palabras que el rey le hab a ordenado. As lo dejaron tranquilo, pues la conversación no hab a trascendido.

28 Jerem as quedó en el patio de la guardia hasta el d a en que Jerusalén fue tomada.